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Conducir con lluvia, viento, nieve o niebla: los errores que cometemos al volante

El otoño y el invierno son las épocas del año que más problemas dan a los conductores, debido a que la climatología adversa suele complicar mucho las cosas cuando vamos al volante. Lluvia, viento, nieve y niebla son fenómenos meteorológicos frecuentes en estos meses, que aumentan la peligrosidad al conducir y, en consecuencia, la posibilidad de sufrir un accidente.

Conducir sin tener en cuenta el mal tiempo

Uno de los errores que con mayor frecuencia cometen los conductores en esta época del año es ponerse al volante sin tener en cuenta que las circunstancias climatológicas son adversas y exigen una conducción a menor velocidad, evitando las reacciones bruscas y adaptando la marcha a la condiciones de la vía.

Es importante elegir marchas largas siempre que sea posible, sobre todo cuando hay hielo o nieve, y evitar frenar sobre hielo, nieve, firme mojado o con viento. Lo ideal en estas situaciones es ir reduciendo las marchas y decelerar el coche hasta llegar a pararlo por completo. Cuando hay viento fuerte, es necesario sujetar el volante con firmeza y siempre con las dos manos y se debe evitar pasar por túneles y puentes. Hay que tener en cuenta en este caso el efecto pantalla, que se produce a la hora de adelantar a un vehículo de gran volumen, como un camión, descontrolando la dirección del coche.