A Lewis Hamilton se le puso el campeonato de cara cuando Sebastian Vettel embestía a Nico Rosberg en la primera curva. Sin embargo, en el incidente volvió a jugar su papel esa fortuna caprichosa que puede llegar a decidir títulos, como le sucediera a Alonso en Brasil 2012. Entonces a Sebastian Vettel le hacían un agujero en su carrocería tras un golpe en la primera curva. Pero pudo seguir hasta remontar y lograr su tercer título ante un impotente Alonso, que en Bélgica había sido eliminado por una carambola en la que fue tercero de buena fe, y en Japón, donde aquel cuchillo de Raikkonen liquidó su neumático trasero en la salida. El español perdió aquel título por cuatro puntos.
Rosberg afortunada y milagrosamente también evitó el abandono en Sepang y cualquier daño en su monoplaza. Para el alemán, lo que fue una cruz en la primera curva se convertía en una brillante cara de la manera más inesperada. En menos de una hora se producía un cambio radical para el campeonato. La rotura de motor de Hamilton le hacía pasar de triunfador a víctima, y le alejaba hasta los 23 puntos de diferencia en la general. Como en los episodios de Alonso antes citados, a final de temporada se podrá constatar si este inesperado giro del destino puede resultar tan decisivo para el piloto alemán. La 'rajada' de Hamilton tras la prueba fue épica, dejando un reguero de desconfianza que Mercedes tendrá que esforzarse en diluir estos días.
Hubo justicia con Ricciardo
El Gran Premio de Sepang confirmó la extraordinaria resiliencia que distingue a Red Bull. Porque el equipo austríaco confirma su competitividad y capacidad de evolución durante una temporada. Semejante perseverancia ?acompañada por Renault- ha impedido que fuera Ferrari quien recogiera los restos de Mercedes en 2016, como se esperaba a comienzo de temporada. Daniel Ricciardo recibía así la compensación a esa victoria perdida en Mónaco, y al regalo a Verstappen de su equipo en Montmeló. Hubiera resultado muy injusto para el australiano terminar el presente campeonato sin una victoria.
Tras los entrenamientos del sábado en el equipo italiano eran conscientes de la importancia de la salida para cualquier opción de victoria. Por ello, la alocada maniobra y las urgencias de Vettel en la salida ilustraban mejor que ninguna otra imagen las urgencias y presión que se vive en Ferrari, que recibió un hachazo letal en sus aspiraciones al subcampeonato. Malos tiempos en Maranello, que hacen dudar que el equipo italiano sea dirigido la próxima temporada por Mauricio Arrivabene.
McLaren y Alonso, nada que ver con el principio del año
Max Verstappen fue elegido una vez más Piloto de la Carrera en Sepang. Pero Fernando Alonso podía haber resultado elegido en su lugar, y casi con más méritos. La mejor lección del Gran Premio de Malasia es que el monoplaza británico está en otra dimensión a aquella en la que inició la temporada. Sepang, con su curvas rápidas y largas rectas no parecía a priori un terreno no tan propicio a priori, pero tanto Alonso como Button mostraron un gran ritmo desde el viernes, tanto en los libres el español, como el británico en los clasificatorios. Con ruedas duras y blandas, el piloto español voló en la carrera con una capacidad para el ataque como no se le había visto desde que Mclaren y Honda unieron sus destinos. Y sin olvidar que Alonso también nos anticipaba en Monza que Suzuka se antoja una de las mejores pistas de la temporada para motor y chasis. Definitivamente, McLaren aspira y puede convertirse en el cuarto equipo a final de campeonato. La mejor esperanza para 2017.
Fue una lástima que los dos pilotos españoles no terminaran en los puntos. Con el monoplaza de velocidad punta más lenta de la parrilla, Carlos Sainz quedó a menos de dos segundos de puntuar, superados incluso por uno de los Renault, buena muestra de la involución de Toro Rosso desde el verano en la mayoría de los circuitos salvo Singapur. Hubiera sido magnífico poder contrastar el resultado comparativo de Sainz si la misma actuación que llevó a cabo en Sepang la hubiera realizado a bordo de un Red Bull…
