El Reglamento General de Circulación establece que la luz roja no intermitente, es decir, que está fija durante unos instantes, que no parpadea, prohíbe el paso. Mientras permanece encendida, los vehículos no deben rebasar el semáforo y, ojo, no se podrá rebasar la línea de detención anterior más próxima a aquél, siempre que, dichas líneas, se encuentren pintadas en la calzada.

Actualmente, y desde hace unos años, las denuncias por este tipo de infracciones han aumentado considerablemente, como consecuencia de que los ayuntamientos han instalado numerosas cámaras o sistemas de grabación que captan la secuencia del paso de los vehículos y donde, en líneas generales, se aprecia con suficiente claridad y nitidez el momento en el que el semáforo cambia de verde a amarillo y, posteriormente, a rojo, además de cuando se produce el paso del vehículo dentro de esa secuencia.

En este sentido, la propia Ley de Seguridad Vial establece que, no respetar la luz roja de un semáforo, bien porque se ha rebasado el mismo mientras la luz roja permanecía encendida, bien por detenerse una vez superada la línea que delimita la zona previa de detención o, incluso, porque se haya reanudado la marcha antes de que la luz roja haya dejado de estar encendida, es una infracción grave, y será sancionada con una multa de 200 euros y la pérdida de cuatro puntos.