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Renault Clio R.S. Más radical, más racional

Renault es una de las marcas con más tradición creando utilitarios de altos vuelos. No hay más que acordarse de los Renault 5 Copa Turbo, Renault 5 GT Turbo, Clio 16 Válvulas, Clio Williams, Clio Renault Sport… Ahora, este Clio R.S. es el digno sucesor de semejante saga.

Recuerdo el pasado 28 de febrero y aún me rechinan los dientes. Ese día fue su presentación internacional, y cayó tal nevada en Granada, que no pude probarlo como se merece. Pero en esta semana me he desquitado y me ha sorprendido lo camaleónico que es, pues aunque la deportividad la lleva en los genes, es un coche para todos los días.

Con cinco puertas

El nuevo Clio R.S. -con puntos, pues Ford tiene registradas las siglas RS-, sólo se vende con cinco puertas, lo que puede ser un arma de doble filo. Para mí no es alarmante, pues sus tiradores traseros van ocultos y estas puertas extra incrementan su practicidad. Además mantiene cinco plazas -el reposacabezas central trasero es opcional- y un maletero que arranca en 300 litros. Dicho así, podría pasar por un Clio normal. ¿Pero a quién quiero engañar? Incluso mi abuela con sólo verlo, sabría que de 'normal' no tiene nada, pues no podría rebosar más deportividad, acentuada con este color 'Amarillo Racing' que cuesta ¡1.600 euros!

Más de uno llora al pensar que tarde o temprano, los motores atmosféricos desaparecerán. Renault sigue en este Clio R.S. los pasos de la competencia, reemplazando su puntiagudo 2.0 que entregaba 200 CV a 7.100 rpm, por un 1.6 turbo con inyección directa -el del Nissan Juke Nismo-, que eroga también 200 CV y se combina con una caja de cambios automática de doble embrague con 6 relaciones. Ahora es cuando los amantes del 'feeling' deportivo pasan página… O confían en el 'savoir faire' de Renault y le dan ese voto de confianza que merece.

De 0 a 100 km/h en 6,8 segundos

Su 1.6 TCe es una maravilla que empuja en la zona baja, media y alta del cuentavueltas -corta inyección a 6.400 rpm-, e independientemente de la marcha elegida, haciéndolo al final más agradable que un motor atmosférico, pues no nos obliga a ir todo el día 'con el cuchillo entre los dientes'. Además, conduciendo de forma relajada, el cambio EDC se comporta bien -nos gustaría que no mantuviera tanto tiempo la marcha engranada cuando podíamos ir ya en la siguiente- y forman un tándem incluso ahorrador, pues el consumo medio ha sido de 7,7 l/100 km. Es menos que el Ibiza Cupra -8,2 l/100 km-, menos que el Fiesta ST que viene a continuación y mucho menos que el Clio R.S. con motor 2 litros, que necesitó 10,3 l/100 km.

200 CV, 24,5 mkg de par, 1.279 kilos… Sobre el papel, sinónimo de buenas prestaciones y sobre el terreno las corrobora. Pasa de 0 a 100 km/h en 6,8 segundos -anuncia 6,7-, recorre los 1.000 metros en 27,4 segundos -según Renault 27,1-, saliendo a 193 km/h. Cifras excelentes, pues el anterior Clio R.S. necesitó 8,3 y 29,3 segundos respectivamente en dichas situaciones, y por si fuera poco, el Clio V6 con motor central de 230 CV, anunciaba 6,4 segundos para llegar a 100 km/h, y alcanzaba 235 km/h, cuando este Clio R.S. llega a 'solo' 230.

Puesto a punto por Renault Sport

Adelantar es pan comido y en 4,3 segundos pasa de 80 a 120 km/h. En 4ª velocidad, el anterior Clio R.S. necesitaba 7,6. Casualidades de la vida o no, decir que sus prestaciones han sido calcadas a las que obtuvimos en el Seat Ibiza Cupra del número 1.539 de Motor16.

El chasis del Clio R.S. ha sido puesto a punto por Renault Sport, que ha modificado los bujes, los rodamientos, los muelles, las estabilizadoras y los amortiguadores, que incorporan topes de compresión hidráulicos, que es algo así como contar con un pequeño amortiguador dentro del principal para ganar progresividad. Además, nuestra unidad contaba con el 'chasis Cup' y a pesar de todo, es mucho menos seco que su antecesor.

Toca ponernos aún más serios y buscamos el botón 'R.S. Drive' entre sus asientos, por cierto blandos aunque sujetan bien -lo que pagaría por los Recaro del anterior Clio R.S.-. Activamos así el modo 'Sport', que cambia el mapa motor, el tacto del acelerador y la dirección -precisa, pero algo suave a alta velocidad-, la respuesta del cambio EDC, retarda la acción del ESP, refuerza el sonido del motor -tiene un conducto con una membrana que dirige el sonido hacia el habitáculo- y nos deja activar el 'Launch Control'. Sí, has leído bien.

Magnífico comportamiento

El comportamiento de este Clio R.S. es simplemente magnífico, pues tracciona muy bien gracias al R.S. Diff, un autoblocante electrónico que minimiza las perdidas al abrir gas sin piedad, vira muy plano y es muy neutro en sus reacciones ya que ni se va de morro -subviraje-, ni se va de culo -sobreviraje-. Sólo si nos hemos desmadrado, nos hará algún que otro extraño totalmente controlado por el ESP.

Si pulsamos de nuevo el mágico botón R.S. Drive, activaremos el modo 'Race' y ahora el ESP está de vacaciones y nosotros somos los encargados de cambiar de marcha con sus levas fijas, que siempre sabes dónde están, aunque tienen mucho recorrido hasta que detectan que queremos cambiar. Y es que en este modo, el 1.6 TCe llega al corte de encendido, pero no sube de marcha si no lo haces tú. Es el modo para 'hacer tiempos en circuito'. Nuestro protagonista se encuentra con unos rivales muy divertidos -en cosa de un mes he probado unos cuantos-, pues por ejemplo, si quitamos gas en plena curva, por sus cortas batallas, sus zagas se nos insinúan y podemos jugar con ellos a base de volante y gas. Sin embargo, este Clio R.S. es inamovible y aguanta las trazadas estoicamente, al más puro estilo monoplaza, siendo mucho más implacable que sus rivales de cara a marcar la 'pole'. Y además se detiene en muy pocos metros y ha demostrado que sus frenos tardan en fatigarse.

Interior deportivo

Su interior incluye elementos que realzan su deportividad, pero también hay detalles de acabado mejorables, al igual que en el resto de versiones del Clio.

El equipamiento de este Clio R.S. es completo, pero se pagan aparte elementos como el climatizador o los elevalunas eléctricos traseros, que deberían ser de serie en un coche de 25.400 euros -sin incluir un descuento de 1.000 euros-. Además no contempla la opción de equiparlo con los airbag de cortina, ni tampoco con faros de xenón, opción muy interesante si nos vamos a mover con asiduidad de noche. Es algo más caro que la mayoría de sus rivales, pero es más efectivo y funcional.