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Probamos el Seat Ibiza 1.0 eco TSI. Más razones

La nueva base técnica MQB A0, que por cierto estrena en el Grupo Volkswagen el nuevo Ibiza, es la clave y la responsable de que el modelo más exitoso de Seat vuelva a ser la referencia del segmento en aspectos tan importantes como la calidad o el comportamiento. Y eso que el ahorro en peso, aunque la marca española destaca este aspecto junto a otras ventajas, no debe haber sido importante. De hecho, el nuevo Ibiza pesa, comparando la motorización probada, 27 kilogramos más que el Ibiza de la cuarta generación, es decir, el que se venderá hasta el mes que viene. Y todo a pesar de que en combinación con esta motorización han decidido montar frenos de tambor en el eje trasero, más ligeros pero menos eficaces que los de disco que monta el modelo actual. Claro que, para ser justos, habría que tener en cuenta que el coche ha aumentado de tamaño, sobre todo en anchura, con 87 milímetros más que se agradecen infinitamente al valorar aspectos como la habitabilidad interior o la estabilidad en zonas viradas. Y también habría que pensar en el aumento de equipamiento o los kilos que suman un buen trabajo de insonorización como el que ha recibido el nuevo Ibiza. En cualquier caso, todo apunta a que el tema del peso no ha preocupado demasiado a nivel de ingeniería porque han sido más las ventajas obtenidas con la MQB A0 que los puntos en contra. En el caso del Ibiza con el motor 1.0 EcoTSI de 95 caballos, que es la versión probada, se han perdido, respecto al modelo actual, 5 décimas de segundo en el tiempo empleado para acelerar de 0 a 100 km/h y ha aumentado 4 décimas de litro el consumo medio homologado. Sin embargo, no hay color si nos ponemos a comparar las sensaciones al volante entre ambas generaciones.

La mayor rigidez estructural del nuevo Ibiza, estimada en un aumento del 33 por ciento, es importante, pero también lo es la mayor anchura de vías -60 milímetros extra delante y 48 detrás- y el mayor diámetro de la rueda por su mayor perfil. A esto se le une una dirección de asistencia eléctrica revisada que mejora notablemente el tacto y que transmite mucho mejor a las manos del conductor lo que pasa bajo las ruedas. La consecuencia de todo ello es que el Ibiza recién llegado logra un aplomo de coche de mayor talla, y transmite una solidez y una precisión en sus movimientos muy cercana a la mostrada por algunos compactos del segmento 'premium'. No cabe duda de que esta sensación se ve acrecentada por el agradable manejo del cambio, de 5 marchas; y también por unos frenos con un tacto magnífico del pedal, aunque con una eficacia menor, sobre todo en un uso intensivo, debido a los tambores traseros.

Más manejable, ágil y eficaz que antes

Su mejor aplomo sobre el asfalto transmite sosiego, y cuando se presenta una tortuosa carretera por delante el Ibiza acomete trazadas impecables, apoyos suaves pero firmes y parece convencer al conductor en todo momento de que los 95 CV quedan lejos de poner en aprietos a un chasis preparado para mucha más potencia y, por supuesto, muchísima más marcha.

Pero que nadie piense que el motor 1.0 TSI de tres cilindros y esos modestos 95 CV se queda corto; y si lo piensan, por 600 euros más tienen uno igual pero con 115 CV. Porque el Ibiza dotado de esta mecánica supera a muchos de sus rivales con motores similares en prestaciones y da mucho juego sin que el consumo quite el sueño a su propietario, sobre todo si el uso que vamos a dar al coche tiene mucho de ciudad, autovías de circunvalación a no más de 100 km/h y viajes largos a velocidades legales mantenidas. En esas circunstancias va a ser complicado subir de 5,0 l/100 km si circulamos a 100 km/h, o de 5,5 l/100 km si llaneamos a 120 km/h por autovía o autopista, a pesar de no haber una sexta marcha poco habitual con estos niveles de potencia. Pero este Ibiza llegará a gastar entre ocho y nueve litros cada 100 kilómetros, perdiendo las ventajas propias de su condición tricilíndrica, en cuanto la orografía, las curvas o las prisas del conductor obliguen a mantener el motor muy alto de vueltas, se abuse de las marchas cortas o pisemos más de la cuenta el acelerador. Porque darle alegría a este Ibiza de cualquiera de estas maneras disparará el consumo. Aunque, en cambio, permitirá descubrir su lado 'marchoso'.

Por ejemplo, en segunda el coche alcanza los 110 km/h a 6.500 rpm, y en tercera el Ibiza 1.0 TSI se pone en un suspiro a 160 km/h, lo que dice mucho del margen de utilización de un propulsor brillantísimo, aunque de sonido algo peculiar cuando la aguja escala el cuentavueltas camino de la zona roja. No es un sonido feo ni desagradable, pero sí algo chocante hasta que uno se acostumbra. Aunque no siempre es así. Al ralentí no se oye nada, ni tampoco apreciamos las vibraciones típicas de estos motores. Y a 120 km/h mantenidos el sonómetro nos ha proporcionado una cifra de sonoridad de 69,5 decibelios, menor incluso que la medida en el sorprendente y silenciosísimo Hyundai i30 1.4 T-GDI. La nueva plataforma más rígida también aporta agrado, y el aislamiento de los trenes rodantes y el trabajo de insonorización aporta silencio de marcha.

Interior más espacioso

Un interior que ha ganado una barbaridad en calidad percibida, porque no hay partes blandas en el salpicadero aunque lo parece, pues los ajustes y las piezas plásticas utilizadas transmiten una clase fuera de serie.

En el interior hay más espacio aprovechable porque la distancia entre ejes ha aumentado 95 milímetros y el coche es mucho más ancho. Por eso cuatro adultos de buena talla -hay mucho hueco bajo los asientos delanteros para meter los pies-, o cuatro adultos y un chaval, caben perfectamente sin agobios en el habitáculo del nuevo Ibiza. Y el maletero ha aumentado de tamaño de 292 a 355 litros, aunque a cambio la capacidad del depósito de combustible se reduce a 40 litros, 5 menos que antes y 5 menos que sus rivales.

El puesto de conducción de la quinta generación del Ibiza está diseñado con buen criterio y una ergonomía más que estudiada, porque al minuto de sentarnos al volante ya parece que hemos conducido el coche toda la vida. Vamos, en línea con casi todos los productos firmados por el Grupo VW. Todo está en su sitio y muy a mano, el asiento sujeta bien y la visibilidad es buena en todo el perímetro.

Pero a nivel equipamiento hemos echado de menos una dotación de serie algo más rica y más sistemas de ayuda a la conducción, sobre todo teniendo en cuenta que el coche no es barato. De hecho, aunque las opciones tienen un precio muy competitivo hemos sumado algo más de 1.500 euros en equipamiento extra que habría que solicitar en este acabado Style para tener un coche equipado como es debido. En Seat son conscientes de este aspecto, y como oferta de lanzamiento ofrecerán un paquete adicional, algo escaso pero que reduce diferencias. Es lo menos que se merece el mejor Ibiza de todos los tiempos.

La clave

Seat ha vuelto a rizar el rizo poniendo a punto un Ibiza fuera de serie que sorprende por su calidad y su comportamiento. Y el diseño entra por los ojos por su parecido con el León, otro 'best seller' de una firma española que vive su mejor momento gracias a que, por fin, tiene una gama como es debido y todas las decisiones se han tomado con buen criterio. Queda un mes para el lanzamiento y solo echamos de menos más equipamiento y precios algo más competitivos.