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Mazda6 2.2 Skyactiv-D 150 CV. Viajero de largos recorridos

¿Y porqué no poner rumbo a Hofu, Japón, donde se fabrica el nuevo Mazda6? Google Maps no es capaz de calcular la ruta desde Madrid, pues es de suponer que atravesar en coche países como Kazajistán o Mongolia, entre otros, no ha de ser tarea sencilla, más que nada porque las carreteras asfaltadas brillan por su ausencia.

3,9 l/100 km, una cifra inalcanzable

Es por ello que si tomamos la línea recta como referencia, nos salen 10.800 kilómetros. Este Mazda6 es capaz de recorrer semejante distancia con nueve depósitos de combustible. Y es que el consumo es un apartado donde esta berlina saca pecho, con un gasto medio real de 5,0 l/100 km. Bien es cierto que homologa 3,9 l/100 km, pero es una cifra imposible de conseguir con un coche que tiene un peso de 1.480 kilos, 150 CV y neumáticos 225/45 R19 en el caso del acabado Luxury.

Aún así, este Mazda6 ha gastado menos que un Seat Toledo 1.6 TDI 90 CV -5,2 l/100 km-, o que un Opel Insignia 2.0 CDTi 120 CV -5,3 l/100 km-. Parte de la culpa recae en el i-Stop -el sistema de arranque y parada automático-, rápido y suave a la hora de volver a poner el motor en marcha, o en el sistema i-ELOOP, que regenera energía en unos acumuladores para ser consumida por la radio, las luces…

Gran motor 2.2 Skyactiv-D

Pero el principal protagonista es su motor 2.2 Skyactiv-D. En este sentido, Mazda apuesta por una mayor cilindrada que sus competidores, algo que se agradece en un país como España, con una orografía muy cambiante. Ese plus de cilindrada ayuda a mover con gran soltura su sexta velocidad, larga, pues a 120 km/h el motor gira a sólo 2.007 rpm, y no nos obliga a reducir de marcha aunque se presenten fuertes pendientes o el coche vaya cargado. Aunque lo de reducir tampoco sería malo, ya que el tacto del cambio es excelente, con unos recorridos de palanca cortos y precisos, tal y como es norma en Mazda.

En Motor16 hemos probado este Mazda6 con cambio automático (también el Mazda CX-5 con esta misma combinación diésel), pero particularmente prefiero ahorrar los 2.000 euros que cuesta y quedarme con éste -el automático gastó 5,7 l/100 km-.

Con 150 CV, se sitúa en un termino medio de potencia, ideal para una berlina de 4,86 metros de largo -es el más largo del segmento-, y la única alternativa en diésel, es otro 2.2 Skyactiv-D con 175 CV y cambio automático. 

Nuestro 2.2 Skyactiv-D es un motor muy suave y agradable, que presenta la particularidad de revolucionarse hasta las 2.000 rpm nada más ponerlo en marcha. Es algo que sorprende los primeros días, pero ayuda a aclimatar las cámaras de combustión para minimizar el consumo.

Gracias a su elevado par motor -38,8 mkg por los 32,6 del 2.0 TDI de Volkswagen-, podemos engranar marchas muy por debajo de 2.000 rpm, y además estira sin titubear hasta las 5.000. Ello se traduce en unas prestaciones muy a tener en cuenta, con unas aceleraciones que han calcado los registros homologados por la propia marca (homologa 9,1 segundos para pasar de 0 a 100 km/h). Las recuperaciones también son muy buenas, demandando 6,9 segundos para pasar de 80 a 120 km/h en cuarta velocidad, frente a los 6,7 que necesitó con el cambio automático, el cual en esta misma maniobra llega a engranar tercera velocidad.

Dinámica típica de Mazda

Sin duda otro punto fuerte de Mazda es la dinámica que imprime a sus vehículos, y aunque estemos hablando de una berlina, no parece servir de excusa. Presenta una dirección muy precisa, y unas suspensiones que le confieren un comportamiento deportivo -no presenta la opción de poder variar la dureza de los amortiguadores como en algunos de sus rivales-, tanto que en ocasiones llega a ser algo incómodo, especialmente por parte de su eje trasero -un multibrazo que trabaja de cine-, más aún cuando detrás no viaja nadie. A incrementar esta sensación también ayudan los neumáticos de mínimo perfil. Al probarlo con el cambio automático nos sorprendieron los más de 60 metros que necesitó para detenerse de 120 km/h a cero. Esta unidad ha necesitado 57 metros, una cifra algo más acorde con lo que se espera de un vehículo semejante.

Desaparece la opción de cinco puertas

Como buena berlina, y grande que es, presenta un habitáculo espacioso y bien acabado. El puesto de conducción es lógico, aunque algunos mandos quedan algo ocultos en la parte izquierda del volante. También sorprende que la pantalla multimedia sólo sea táctil en parado, además de lo pequeños y poco prácticos que son los huecos de las puertas delanteras, aunque eso sí, hay más espacios para dejar pequeños objetos.

Con el nuevo Mazda6, la casa nipona ha decidido eliminar la carrocería de cinco puertas, por lo que para disponer de un práctico portón debemos decantarnos por el Mazda6 Wagon, que cuesta lo mismo que el sedán y es 6 centímetros más corto -la distancia entre ejes es de 2.750 milímetros, por los 2.830 de éste-. En el caso de la berlina llama la atención el poco cariño que han puesto en la zona del maletero, pues las barras de la tapa quedan visibles al abrirla, no se ha ocultado el cableado, y la tapicería del piso parece frágil y además se mueve. Y con 489 litros tampoco es que sea el referente del segmento, más si tenemos en cuenta que no puede equipar rueda de repuesto.

El modelo probado: 32.980 euros

Esta versión en concreto tiene un precio de 32.980 euros, aunque por debajo se ofrece con el acabado Style, que arranca en 29.450 euros. Eso sí, de decantarnos por este último, renunciaremos a elementos que son de serie en los Luxury, como los sensores de aparcamiento delanteros y traseros, los asientos delanteros calefactables, los faros bi-xenón con luces largas automáticas, el sistema de sonido Bose con 11 altavoces, la llave inteligente y botón de arranque, el sistema de navegación, la alarma, las llantas de 19 pulgadas o elementos de seguridad activa como son los sensores de ángulo muerto o el asistente de cambio de carril.

Y es que el equipamiento es abrumador, lo que lo sitúa en una excelente posición frente a una competencia que mira con cierta envidia uno de los diseños más atractivos del segmento.