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Hyundai i20 Active 1.0 T-GDI Style. Se deja querer

El i20 Active es uno de esos coches que pasa un poco desapercibido y se pierde entre la larga lista de vehículos todocamino urbanos del mercado. Una pena porque la versión aventurera del i20, sin ser el mejor todocamino de su clase, pone muy alto el listón en una serie de aspectos especialmente valorados por el cliente. Y, desde luego, es un coche que deja muy buen sabor de boca tras un primer encuentro. Una grata experiencia que llega de la mano de un coche que transmite solidez, que es fácil y divertido de conducir, y que tiene un cambio preciso y rápido, unos frenos que nos han sorprendido por su eficacia y un motor que nadie diría que sólo tiene tres cilindros por rendimiento o sonoridad.

El Active no es un i20 'tuneado de campo', eso es lo primero que hay que dejar claro para que el lector entienda que los 1.000 euros extra que hay que pagar por él respecto al i20 están totalmente justificados. De hecho, más de la mitad de los componentes exteriores han sido concebidos de forma específica para esta versión: paragolpes, luces antiniebla, parrilla, barras de techo, molduras en los pasos de rueda, llantas específicas, protecciones… El i20 Active también es un poco más alto, con 20 milímetros extra de altura libre al suelo para salvaguardar los bajos en caso de excursión fuera del asfalto. Aunque sin tracción a las cuatro ruedas y tampoco un control de tracción que ayude a salir de situaciones complicadas, lo mejor es dejar el campo para las cabras o para otros vehículos pensados para imitarlas.

Calidad, equipamiento y ergonomía en un mismo espacio

En el interior del i20 Active también hay mejoras a cargo de esos mil euros, como unos asientos específicos y más altos, y unos pedales con remates metálicos que logran un toque deportivo que no sobra. Si tuviéramos que describir en pocas palabras el interior del i20 Active con acabado Style, diríamos que calidad, equipamiento y ergonomía se dan la mano para ofrecer un habitáculo mejor rematado que muchos rivales, más amplio de lo que insinúa su tamaño exterior y mucho más completo de lo que uno se espera.

Climatizador automático, navegador con pantalla táctil de 7 pulgadas, ayudas a la conducción como la alerta por cambio de carril, cámara trasera, reconocimiento de voz… Lástima que el sensor crepuscular tarde tanto en acivar las luces en los túneles. Por cierto, el espacio disponible es sensacional si tenemos en cuenta que su tamaño exterior es de los más reducidos.

El motor de tres cilindros y 120 CV de Hyundai es todo un descubrimiento porque empuja con rabia, sube de vueltas hasta límites sorprendentes y convierte al i20 Active en un modelo en el que pocas veces se echará de menos más potencia. Sin embargo, el consumo es muy sensible al tipo de uso y se puede pasar tranquilamente de un gasto de 7,0 l/100 km en ciudad o a 120 km/h realizando una conducción normal, a rozar los 9 si pisamos el acelerador sin miramientos. Una pega habitual en este tipo de mecánicas, que obliga a hacer un cursillo permanente de miniconsumo.

La clave

Hyundai está haciendo muy bien los deberes. Y el i20 Active es una demostración palpable de ello. Porque el todocamino coreano tiene calidad, equipamiento y tecnología. Y cinco años de garantía sin límite de kilómetros en un modelo con el que apetece hacer muchos kilómetros, tanto en ciudad como en carretera.