comscore

Honda CR-V 1.6 i-DTEC 2WD Elegance Un chico excelente

Se puede dar por hecho que cuando se fabrican en un año 3,8 millones de automóviles, 15,5 millones de motocicletas y 6,1 millones de quitanieves, scooters eléctricos, cortacésped o motores fueraborda y cuando se ostenta el título de primer fabricante de motores de combustión interna a nivel mundial, es pan comido conseguir que un motor diésel sea silencioso, potente, que empuje con ganas y gaste poco, una combinación tremendamente apetitosa y perseguida por los fabricantes para un mercado como el europeo. Pero nada más lejos de la realidad.

Honda, hasta hace poco tiempo más especializada en motores de gasolina, ha sorteado un tortuoso camino no precisamente de rosas hasta diseñar y construir este propulsor 1.6 i-DTEC que ahora, escondido en las entrañas del agradabilísimo CR-V, consigue afianzar el tan manejado concepto 'downsizing'. Y logra, con un motor relativamente pequeño 1.6, unas prestaciones de motores de mayor cilindrada, con consumos insólitos incluso en la era de los récords de mini gasto.

Récord del segmento en aceleración

Y esta vez no hemos detectado cifras homologadas por la marca demasiado optimistas que no hayan soportado un sencillo test de consumo a manos de nuestro centro técnico. El Honda CR-V 1.6 i-DTEC de 120 caballos ha logrado oficialmente un consumo medio de 4,5 l/100 km, récord de su segmento hasta que en febrero llegue el nuevo Nissan Qashqai y sus increíbles 3,8 l/100 km, eso sí de un motor de 110 caballos. Pero es que nosotros, proponiéndonoslo y mimando mucho el pedal derecho, hemos conseguido una cifra muy similar a esos 4,5 l/100 km del Honda en una utilización real de tráfico diario y no en laboratorio, lo que incrementa todavía más el mérito del nuevo modelo.

La marca japonesa ha empleado varias estrategias para lograr un consumo tan interesante y sorprendentemente bajo. Por un lado ha contenido bastante el peso del coche, ya que sus 1.541 kilos son una media de 75 menos que el peso de sus rivales de tamaño y potencia similares. Por otro, ha recurrido a su sistema de reducción de consumos que se activa mediante la tecla 'Econ' junto al volante y que regula la respuesta al acelerador, reduce el trabajo del climatizador y ralentiza ligeramente la recuperación de una velocidad memorizada en el control de velocidad.

Además, cuenta de serie con el sistema 'Stop/Start' que reduce mucho el consumo en ciudad y para rematar sólo está disponible con tracción delantera.

Lo cierto es que este todocamino, que hasta ahora en diésel contaba exclusivamente con el motor 2.2 i-DTEC de 150 caballos (este sí dispone de variante de tracción total), ha pasado de ser una alternativa muy recomendable en un segmento cada vez más poblado y competitivo, a estar en el podio de los modelos más interesantes de su grupo, que es mucho decir cuando hablamos de no menos de 24 rivales. Y es que a la suavidad, baja sonoridad, carácter y agrado general de utilización que aporta este propulsor, se le unen una serie de ventajas aportadas por el modelo en sí que conforman un conjunto muy apetecible.

Según el último estudio de la consultora americana J.D. Power, el CR-V es el mejor modelo de su clase en cuanto a satisfacción al cliente se refiere, y después de conducir esta versión unos cientos de kilómetros, lo cierto es que no nos extraña absolutamente nada. Suspensiones mullidas pero que sujetan convenientemente la carrocería, un cambio manual muy a mano casi en el salpicadero y dotado de una precisión impecable con desarrollos adecuados, unos frenos progresivos, con mordiente eficaz y un tacto de pedal perfecto o una dirección con una asistencia eléctrica que transmite la suficiente información a las manos del conductor. Respecto a la respuesta del propulsor, sorprende por la facilidad con la que sube de vueltas incluso hasta las 5.000 rpm, sobrepasando la zona roja situada en las 4.500. Y también causa sorpresa su elasticidad a pesar de su baja cilindrada.

El CR-V es un modelo que además rezuma calidad por los cuatro costados y transmite solidez desde que se cierra por primera vez la puerta.

Una sensación que se ve respaldada por una garantía de Honda de 5 años.

Con la versión Elegance

Una vez en el interior todo en orden salvo un freno de mano de palanca algo anticuado ya, aunque sinceramente ni molesta y apenas resta espacio. Otro detalle mejorable es el reposabrazos central delantero, regulable en sentido longitudinal, pero no en altura como en otros modelos, sobre todo del Grupo Volkswagen. No obstante, aunque esta combinación de motor 1.6 i-DTEC y tracción delantera no puede llevar en combinación con ninguno de sus acabados ni un sólo sistema de ayudas a la conducción, la verdad es que en la terminación Elegance el CR-V lleva desde climatizador automático dual hasta cámara de visión trasera, pasando por ESP, retrovisor interior fotosensible, control de crucero, retrovisores plegables, sensores de aparcamiento, sensores de lluvia y luces o plegado automático de los respaldos traseros entre otros.

Respecto a este sistema, denominado por la marca japonesa 'One Motion', se realiza mediante unos tiradores situados en el maletero y deja una superficie plana muy práctica dentro de un interior amplio gracias a un tamaño exterior y a una distancia entre ejes superiores a muchos de sus rivales.

El puesto de conducción está muy conseguido ya que el asiento sujeta muy bien el cuerpo, la postura elevada facilita la visión y permite anticiparse adecuadamente a las maniobras del resto y el cambio está más a mano que en otros modelos. La generosa superficie acristalada permite una excelente visión perimetral y en general todos los mandos ofrecen suavidad y un tacto muy agradable.

Y para los que crean que frente a la versión 2.2 de 150 caballos este 'modesto' 1.6 se queda algo justito, tirando de cifras y comparando nuestro protagonista es sólo un segundo más lento en la mayoría de las pruebas, pero 4.200 euros más barato. Y salvo que se busque la tracción total, nosotros nos compraríamos este modelo con los ojos cerrados.