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Ford S-Max 2.0 TDCI 180. Agilidad y practicidad en familia

Con mayor o menor éxito, son muchas las marcas que han intentado fusionar el segmento monovolumen con el de las berlinas familiares. Es decir, ofrecer los seis o siete asientos de un MPV en un habitáculo configurable y práctico pero con una altura exterior menor que la de un monovolumen al uso. Lo cierto es que se perdía parte de la sensación de espacio que otorga una mayor altura interior, pero gracias entre otras cosas a un centro de gravedad más bajo se compensaba con más aplomo y una dinámica especialmente ágil, inconcebible en los inicios de este planteamiento en un modelo de este segmento.

La lista de experimentos es curiosa y tiene representantes que, cada uno a su manera, dejaron huella a su paso por el mercado. El Mitsubishi Grandis por ejemplo, medía 1,65 metros de altura y ofrecía 7 plazas. El Honda FR-V, era mucho más corto pero llegaba a las 6 plazas en dos filas y su altura superaba por poco los 1,60 metros. En el segmento 'premium' también Mercedes tuvo su momento de gloria con el R, un monovolumen muy grande pero con la altura de nuestro protagonista, 1,66 metros. Todo ello cuando la altura media de un monovolumen tradicional era de 1,75 metros.

S-Max, un pionero desde 2006

En 2006, un año después del lanzamiento del modelo de la estrella con un éxito indiscutible en los EE.UU., Ford presentaba su S-Max en Europa con unas características que muy pronto le convertirían en uno de los MPV más deseados. Porque el S-Max era, y lo es ahora aún más, sinónimo de conducción alegre y dinámica en familia, sobre todo gracias a su mínimo balanceo, sus menores inercias, su agilidad y sus acertadísimos reglajes de suspensión. Y eso que el peso ha ido aumentando con el paso de los años. Y de los poco más de 1.600 kilos que pesaban los primeros S-Max se ha llegado a los 1.726 kilos de esta nueva generación que no obstante y en su descargo, añade nuevos equipamientos, ayudas a la conducción, asientos rediseñados y nuevos sistemas de seguridad entre otros.

Nuestro S-Max dotado del motor TDCi de 180 caballos pesa 142 kilos más que un Mondeo equivalente con el que comparte nueva plataforma, y aunque hay que decir que no tiene mucho que envidiarle en comportamiento, lo que ya supone un verdadero halago, la verdad es que si en algo se nota ese peso es en las prestaciones. Ocurre lo que nos pasó en la prueba del Mondeo, que el motor 2.0 TDCi empuja y los datos conseguidos son correctos porque el motor tiene más de 40 mkg de par máximo y se encuentra buena respuesta en un amplio régimen de entre 1.900 y 4.800 rpm. Sin embargo el peso, esta vez sí, y unos desarrollos de las marchas tirando a largos para reducir consumos, se alían para no dejar que el S-Max se mueva con brillantez de un motor tan potente. Y los 10,4 segundos que tarda en acelerar de 0 a 100 km/h o los 9,9 segundos que emplea en pasar de 80 a 120 km/h en 4ª son más propios de un monovolumen con 20 caballos menos. Si se busca circular ligero o si se viaja realmente cargado y se les quiere ver la cara a los 180 caballos, lo mejor es llevar el motor alto de vueltas y jugar convenientemente con el cambio para no dejar caer demasiado la aguja del cuentavueltas.

Consumo muy contenido; comportamiento de cine

Lo bueno es que el consumo se mantiene a raya aunque decidamos apurar y disfrutar al máximo de la estabilidad y agarre que nos brinda el monovolumen más divertido del segmento. Con dos personas y su equipaje la media de consumo no debería pasar de los 7,5 l/100 km reales respetando los límites de una autopista. Y si se pone el cartel de aforo completo en asientos y maletero, será raro llegar a los 9 l/100 km en esas condiciones, consumos muy razonables en un vehículo de sus características.

Nuestra unidad de pruebas cuenta con un pack que por 1.000 euros incluye un sistema de sonido 'premium', un sistema de aparcamiento asistido y la suspensión adaptativa. Esta última ofrece tres modos de conducción: Deportivo, Normal y Confort. Sin embargo apenas hemos apreciado diferencias entre el modo que busca la máxima comodidad y el que busca la máxima estabilidad. El S-Max va de cine en cualquier posición. Y de cine significa que ninguna berlina de similar potencia y tamaño nos dejaría atrás en una carretera de montaña plagadita de curvas, y menos en una autovía de las del norte, con más curvas que rectas.

La configuración inicial del S-Max es de un habitáculo cuidado y rematado con esmero y capacidad para siete ocupantes, aunque si sólo se necesitan cinco asientos la marca devuelve 750 euros. Contrariamente a lo habitual, el acceso a la tercera fila es muy bueno aunque una vez allí no ocurren milagros y el espacio queda reservado para dos chavales de no mucho más de 1,3 metros de altura.

Y un interior configurable

Afortunadamente los tres asientos de la tercera fila se pueden desplazar 200 mm y liberar espacio. Pero mientras en la segunda fila la altura del asiento al piso es de casi 400 mm, en la tercera esta se reduce hasta los 260 mm y, en caso de ser ocupado por un adulto, obliga a ir con las piernas bastante dobladas. Con el coche ocupado al completo, el maletero que queda -con 285 litros- no llega al que ofrecen los monovolumenes más grandes y cuadradotes pero se mantiene cerca y supera al de rivales de su estilo. En concreto queda un hueco de 1.150 mm de ancho por 300 de profundidad y 450 de altura.

La ausencia de túnel central -de altura mínima- procura una gran comodidad a la hora de moverse en el interior. Y los asientos de la segunda fila, aunque algo duros, tienen un buen tamaño, los tren son de la misma medida y se sitúan a 740 mm del asfalto, lo que permite un acceso especialmente cómodo al interior. Y además se desplazarse de forma longitudinal, se pueden reclinar hasta en 12 posiciones. Los huecos portaobjetos son numerosos e incluso a veces demasiado profundos, como el que se sitúa bajo el equipo de sonido o debajo del apoyabrazos. Pero si somos capaces de encontrar todo lo que allí guardemos, bienvenidos sean.

El S-Max es, por su relación precio-calidad, una de las opciones más interesantes del mercado. No es el más amplio ni el más rápido, pero sí el más divertido y agradable de conducir a un precio muy competitivo.