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Fiat 500L Trekking. El poder de la imagen y algo más

Es curioso esa especie de vidas paralelas que protagonizan Mini y Fiat. Ambos resucitaron en su día a auténticos iconos y después han ido aumentando la familia con nuevas versiones cargadas de imaginación e ingenio. En el caso de la marca italiana, del pequeño 500 hemos pasado al 500L, vimos cómo el aforo aumentaba hasta las siete plazas con el 500L Living y, en el caso de nuestro protagonista, cómo es capaz de transformarse en una especie de explorador urbano con la variante 500L Trekking.

El gusto por lo que parece, pero que realmente no es, está de moda. Este modelo es más estética que otra cosa, aunque es cierto que puede salir airoso de alguna aventura fuera del asfalto, siempre de dificultad mínima.

Se sitúa a 145 mm más del suelo

Para ello hay que cumplir con una serie de requisitos. El estético es fundamental y por esa razón este modelo se 'viste' con unos paragolpes específicos y protege los bajos por delante y por detrás con unas planchas de plástico.

El segundo punto pasa por elevar el conjunto hasta situarse a 145 milímetros del suelo (un 10 por ciento más que un 500L), una distancia más holgada pero a todas luces insuficiente como para considerarse 'campero'.

Y la tercera vía pasa por incorporar tecnología. Nada de un sistema de tracción total (dispara los costes), pero sí un control de tracción avanzado que simula la acción de un diferencial autoblocante. Se denomina Traction+ y resulta más eficaz de lo que parece, aunque para ello debe 'apoyarse' también en unos neumáticos de uso mixto (M+S) de serie.

Éstas son las tres características principales que marcan la personalidad del 500L Trekking, además de pequeños matices en el interior a nivel de tejidos y revestimientos para desmarcarse del resto.

No hay cambios en cuanto a presentación general o ergonomía. Su mayor altura repercute en una buena visibilidad de todo lo que nos rodea, especialmente en el tráfico urbano. Las butacas delanteras presumen de tanta calidad como poca sujeción lateral, mientras que las plazas traseras, situadas en un plano mucho más elevado, cuentan con regulación longitudinal por partes (60/40).

Este aspecto permite jugar con el espacio disponible para las piernas y con la capacidad del maletero, que oscila entre los 412 y los 455 litros, dependiendo de la posición de la banqueta. El compartimento de carga presenta un piso en dos alturas y en caso de necesidad el asiento trasero se abate automáticamente (tanto el respaldo como la banqueta) para ofrecer un volumen de hasta 1.519 litros, aunque el piso no queda plano.

En un segmento en el que el diésel gana por goleada, nos decantamos por la versión de potencia media, es decir, un 1.6 Multijet de 105 caballos (también hay variantes de 85 y 120 CV, respectivamente). Se trata de un propulsor progresivo en su funcionamiento, que ofrece buena capacidad de trabajo y que empuja con fuerza desde apenas 1.500 vueltas.

Hablamos de un vehículo que en marcha supera los 1.400 kilos de peso, pero se desenvuelve con una cierta agilidad y solvencia. El cambio manual de seis relaciones presenta unos desarrollos finales un tanto largos, pero no compromete en exceso el rendimiento.

Mejora en ahorro de energía

Lógicamente no bate récords, pero recupera con energía. Si necesitamos realizar un adelantamiento, pasar de 80 a 120 km/h en cuarta se traduce en 10,5 segundos y 300 metros de 'pista libre', unas cifras perfectamente asumibles. Y en carretera, a 90 km/h y con la sexta relación insertada, el par máximo ya está disponible al completo porque rodamos a 1.750 rpm.

En cuanto a los consumos se refiere, registró 5,3 litros en carretera y 7,1 en autopista. Dispone de sistema 'Start/Stop', no demasiado rápido, por cierto, para que no se dispare por encima de los 6,5 litros el consumo por la ciudad, si somos cuidadosos.

Dinámicamente el 500L Trekking no tiene nada que ver con el pequeño 500 (en este sentido el Countryman sí se asemeja más a su hermano menor). A nuestro protagonista se le nota su mayor corpulencia y se muestra más sensible al viento lateral, pero en general controla bastante bien los balanceos de la carrocería. Quizás lo menos atractivo en este sentido han sido las distancias de frenado registradas, nada alarmantes, pero sí penalizadas por los neumáticos mixtos (59,1 metros necesita para detenerse desde los 120 km/h, cinco metros más que un Countryman).

Y llega la hora de probar el sistema Traction+, asistente que se conecta accionando un mando junto a la base de la palanca del cambio y siempre que no superemos los 30 km/h. Utiliza el 'hardware' del control de estabilidad para simular la acción de un diferencial autoblocante.

Aprovechamos una intensa jornada de lluvia para adentrarnos en una pista embarrada. Lo hacemos con precaución pero el sistema se muestra eficiente, frenando la rueda que patina en exceso y otorgando mayor protagonismo a la que tracciona con mayores garantías. Como en otros vehículos con sistemas similares, su efectividad llama la atención sobre firmes deslizantes, aunque las 'gomas' M+S son un aliado casi indispensable. Y nada de retos mayores porque la confianza nos puede jugar una mala pasada. El Traction+ se destina a acciones muy puntuales y no hay que meterse donde no nos llaman porque no es su cometido. Es un plus, no una garantía 'off road'.

Otro de los atractivos del 500L Trekking es su completo equipamiento. Sólo dispone de un nivel de acabado, pero en su dotación de serie contempla seis airbag, lunas traseras tintadas, llantas de aleación de 17 pulgadas, aire acondicionado, control de velocidad de crucero, faros antiniebla con función direccional, control de estabilidad, asistente de arranque en rampa, sensores de aparcamiento traseros, dirección con función City o el sistema Uconnect que presenta radio CD con pantalla táctil de 5 pulgadas y Bluetooth. Todo por 21.700 euros.

Ya en opción dispone de elementos del calibre del City Brake Control, una dispositivo que frena automáticamente el vehículo si detecta un obstáculo frontal por debajo de los 30 km/h.