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DS 4 Crossback 1.6 BlueHDI 120 EAT6. Músculo elegante

Hace tiempo que DS tiene un objetivo sumamente ambicioso: consolidarse como la marca de PSA que coquetea con un enfoque 'premium', una especie de lujo a la francesa. Por eso, y tras ver la luz bajo el paraguas de Citroën, se desmarcó hace meses de la firma generalista para afrontar el camino por separado.

Y no le está yendo nada mal esta arriesgada apuesta. Notable alto en lo que se refiere a las ventas, y con agradables sorpresas en mercados como el chino, donde presenta, incluso, modelos exclusivos para ese inmenso país. Y el futuro promete, pues en la recámara tiene nuevos productos que extenderán su presencia a otros segmentos. Hay que recordar que ha conseguido sus buenos números con sólo tres coches: el DS 5, que podemos considerar 'escaparate' tecnológico de la marca; el DS 3, que puso tierra de por medio respecto al C3; y el DS 4, quizás el modelo que menos diferencias presentaba frente al modelo del que partía, el C4, con el que comparte plataforma, motores y tecnología. Pero el DS 4 está envuelto con un traje muy exclusivo y su calidad final se remata con más esmero.

Y si queremos aún más exclusividad, esta nueva versión DS 4 Crossback da una vuelta de rosca extra, apostando sobre seguro, pues potencia claramente el concepto crossover que tanto gusta actualmente al público.

Por eso su imagen es más robusta y musculosa por fuera, y además eleva la altura libre al suelo tres centímetros en comparación con el DS 4 normal, con el fin de poder circular fuera del asfalto con más solvencia. Pero conviene no entusiasmarse en exceso, porque su hábitat natural sigue siendo la carretera.

Detalles como los intermitentes dinámicos delanteros o los proyectores DS Led Vision con xenón direccionales desvelan en parte su 'intención', que tiene su continuidad en un interior acabado con esmero y calidad, con revestimientos de piel o unas butacas delanteras que nos miman literalmente.

Otra cosa son las plazas posteriores. Y no por terminación, ni mucho menos, sino por un espacio para las piernas algo justo. Además, las puertas de acceso a la segunda fila son pequeñas y su mitad superior termina en un pico que sobresale, una forma que podría generar algún percance. Además, las ventanillas traseras son fijas, pagando el peaje del diseño sobre el sentido práctico.

Bajo el capó ofrece cuatro opciones mecánicas

Nos decantamos por la versión diésel de acceso, pero no temáis, porque hablamos de 120 caballos que 'manan' del conocido bloque 1.6 BlueHDI, asociado a un sistema Start-Stop para calmar en parte la sed. Y para que no falte de nada lo combinamos con una transmisión automática EAT6 con convertidor de par. Son 1.300 euros más que si optamos por la caja manual, pero bien invertidos están…

De esa manera podemos circular de manera suave y refinada con la palanca en posición D, disfrutando de la buena respuesta a bajo régimen. También podemos sentirnos protagonistas y cambiar de forma secuencial con la palanca 'no hay levas', y accionar el modo Sport, que brinda más 'vidilla' en el tacómetro, hasta las 4.250 rpm, instante en el que sube a otra marcha para proteger la mecánica. Su rendimiento global es satisfactorio, lo mismo que las cifras verificadas por nuestro correvit, aunque no bate records en este capítulo precisamente. Tampoco lo hace en cuestión de consumo, con una media durante nuestra prueba de 5,9 litros. En este aspecto, su mayor altura y un peso que parte de los 1.385 kilos no le benefician.

Sin embargo, todos estos detalles apenas le pasan factura en cuanto a dinámica se refiere. Apoya bien, balancea poco y filtra la carretera con esmero, aunque los neumáticos 225/45 R18 están más orientados a 'sujetar' que a 'amortiguar', y restan algo de confort si el firme es defectuoso. Quizás la dirección no comunique todo lo que nos gustaría -el volante es grande-, pero nos gusta la eficacia de los frenos, pues sólo ha necesitado 52,5 metros para detenerse por completo desde 120 km/h. Además, la insonorización también es realmente buena.

Nos queda por analizar el equipamiento de serie. Elacabado Style que nos ocupa presume de climatizador automático bizona, pantalla táctil a color de 7 pulgadas, asistente de salida en rampa, sensores de presión en los neumáticos y sensores de aparcamiento traseros, radio-CD con MP3 y bluetooth, freno de estacionamiento eléctrico, retrovisor interior antideslumbramiento…

Diferente, bien rematado, agradable, confortable… ¿y el precio? Pues 27.680 euros, una vez aplicado el descuento vigente.

La clave

El DS 4 Crossback es una interesante opción para disfrutar de un modelo bien hecho que goza de una fuerte personalidad estética. El motor diésel de 120 CV rinde a buen nivel, se muestra refinado y merece la pena pagar los 1.300 euros que cuesta la caja automática. Simplemente, porque viviremos más plácidamente. Va bien en asfalto, y por pistas de tierra no desentona. Además, está bien acabado y rematado. Pero como todo no pueden ser 'flores', el espacio detrás se queda algo justo, las ventanillas traseras son fijas y la dirección no enamora. Aun así, es una opción diferente y recomendable.