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Audi RSQ3: lobo con piel de cabra

Hasta que no llegue en 2016 el futuro Q1 confirmado en estos días por la marca de los cuatro aros, el Q3 es el modelo de acceso a la exitosa gama Q de Audi, comandada en número de ventas mundiales por el Q5 y rematada por el imponente Q7 a punto de coger el relevo de una nueva generación mucho más ligera y moderna. Y no van a ser los únicos modelos de la serie Q que veamos en los próximos meses/años, ya que se esperan también un Q4 y un Q6, como mínimo.

Fabricado en Martorell

La mina de oro que ha visto Audi en este segmento llevará a la marca de una proporción del 28 por ciento de SUV fabricados en la actualidad, a un 35 por ciento en 2020. Así que queda historia SUV para rato. Y bienvenidos sean si tienen sólo un poco del genio, manejabilidad, aplomo y calidad del RS Q3 probado en esta ocasión. El modelo fabricado magistralmente en Martorell por Seat, como el resto de los Q3, es todo un purasangre a partir de un motor 2.5 TFSI de 310 caballos, un propulsor visto también en el Audi RS 3 Sportback y TT RS y RS Plus, aunque en este caso la potencia aumenta hasta los 340 o 360 caballos. Pero da igual, el RS Q3 con 30 menos ofrece un empuje descomunal impropio de un todocamino compacto.

Para situarnos un poco, dos datos que hablan por sí solos del rendimiento de nuestro progagonista. Y es que el RS Q3 acelera de 0 a 100 km/h en 4,6 segundos, mejor que un Porsche Carrera 4 y el mismo tiempo homologado por el Audi R8 4.2 FSI Quattro con cambio manual. La verdad es que puestos a buscar un todocamino rival del RS Q3, el Audi se queda casi sólo. De hecho únicamente se nos ocurre un competidor. Se trata del Mercedes GLK 350 4Matic con 306 caballos, aunque ni tiene el carácter deportivo del Audi ni consigue sus datos de prestaciones. Pero este carácter viene de familia porque aunque el RS Q3 es el primer modelo RS en la familia Q, recordemos que en la gama de la marca alemana tienen versiones RS el A4, el A5 el A6, el A7 y el TT, y este año que viene llegará el nuevo RS3.

Un motor a la altura de su imagen

El nuevo RS Q3 utiliza un propulsor de gasolina turboalimentado de cinco cilindros desarrollado por quattro GmbH que ha ganado ya cuatro veces el galardón 'Motor Internacional del Año' dentro de su categoría. Un motor que recurre a un gran turbocompresor que a plena carga es capaz de comprimir 335 litros de aire por segundo. Su carcasa dispone de un suministro de aceite independiente y de un radiador del aire de sobrealimentación que reduce la temperatura del aire comprimido y alcanza un grado de efectividad del 80 por ciento. Y el tiempo de respuesta no es bueno, es lo siguiente, porque los 420 Nm de par máximo que proporciona esta joya de la ingeniería están ya disponibles a 1.500 rpm y se mantienen hasta las 5.200 rpm. Es decir un margen de utilización espectacular durante el que se consigue una 'patada' no ya de GTI, si no de superdeportivo, y da gusto ver cómo la aguja del cuentevueltas sube con decisión hasta las 6.800 rpm. Un empuje que te pega al respaldo del asiento y que inicialmente coge desprevenido porque resulta difícil asociar el puesto de conducción elevado de un todocamino compacto con las prestaciones de un R8, 33 centímetros más bajo y sonido 'de carreras'.

La verdad es que la discrección exterior del RS Q3 (un discretísimo alerón en el techo, un difusor junto al escape y unos paragolpes con entradas de aire más generosas como detalles más destacables) ayuda a incrementar la sorpresa que te llevas en los primeros compases al volante. En el garaje aparcado engaña con su aspecto inofensivo de todocamino, sin embargo con sólo girar la llave de contacto el rugido de su escape ya pone sobre aviso de que no estamos ante un Q3 cualquiera. Porque el RS Q3 también suena a coche 'gordo'. No llega al imponente sonido del V8 del biplaza pero si se elige el modo 'Dynamic' en el Audi Drive Select o se coloca la palanca en el modo S del cambio, una válvula accionada eléctricamente abre el paso de un segundo conducto del escape y el sonido del 5 cilindros gana en calidad y emoción.

Cambio S tronic y tracción quattro

El motor, gran protagonista de esta prueba, cuenta con dos aliados que realizan un gran trabajo de apoyo. Se trata del cambio S tronic de 7 marchas con levas en el volante y un funcionamiento que raya la excelencia, y un sistema de tracción total con embrague multidisco de regulación electrónica y accionamiento hidráulico rápido y eficaz no sólo en situaciones comprometidas de adherencia, sino también para transmitir todo el par al asfalto. Además Audi en el RS Q3 ha trasladado la batería al maletero, bajo el plano de carga, para lograr un mejor reparto de pesos, aunque eso le ha costado perder 104 litros de volumen disponible para equipaje respecto a un Q3 'normal' de tracción total.

Lo cierto es que Audi ha trabajado duro para conseguir una estabilidad acorde con la potencia y con un tipo de conducción que puede ser exigente en muchas ocasiones. Y aunque el peso no se ha disparado (con sus 1.730 kg, pesa 115 menos que su rival el GLK), se han tenido que inclinar por unos tarados específicos de muelles y amortiguadores mucho más firmes, lo que ha supuesto también reducir la altura de la carrocería 25 mm (en los Q3 S Line se rebajan sólo 20 mm). El resultado es un deportivo aplomado que soporta sin inmutarse elevadas aceleraciones, apoyos más propios de un biplaza deportivo o de un GTI, o frenadas al límite disfrutando de un tacto y una mordiente espectaculares. Es algo molesto, por los rebotes secos de los amortiguadores, cuando el asfalto se mantiene desigual durante muchos metros, aunque este sensación estaba acrecentada en nuestra unidad al ir calzado con unos neumáticos 255/40 R19 (1.845 euros que no hace falta gastarse a no ser que se haga exclusivamente por estética). Pero en general, circulando deprisa o despacio, en autopista o autovía, ciudad o carretera de curvas, lo que sí es cierto es que el RS Q3 tiene genio y carácter pero ofrece en todo momento una conducción agradable, precisa y segura.

Con todo, lo peor del RS Q3 es que cuesta un triunfo mantener unas cifras de consumo por debajo de los 10 l/100 km. Y en ciudad, incluso con el sistema 'Stop/Start' de serie, el gasto se dispara por encima de 13 l/100 km. Un peaje que hay que pagar siempre por tener un superdeportivo, aunque sea un todocamino del tamaño de un Qashqai.