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Audi A6 Allroad 3.0 TDI Biturbo. Roza la perfección

Si dispones de una cuenta saneada, sin duda te recomiendo este Audi A6 Allroad TDI Biturbo, un vehículo excepcional y capaz de llevarte al fin del mundo sin pisar el asfalto o subirte a tu estación de esquí favorita pertrechado con todo el material de la familia al completo.

Como viene haciendo desde el primer Allroad en 1999, esta versión deriva de un A6 Avant, sólo que Audi le dota de paragolpes específicos, protectores en los bajos… Lo justo para incrementar su carácter aventurero. Pero un elemento que lo diferencia claramente es su suspensión neumática, de serie, que permite elevar la altura libre al suelo hasta los 18,5 centímetros cuando seleccionamos el modo 'lift', por lo que circular por pistas en un estado decente es pan comido. Otro aliado vital es la tracción quattro, por lo que su capacidad 'off-road' es semejante a la de un Audi Q7, si bien, a los neumáticos 255/40 R20 de nuestra unidad no les 'atrae' el barro.

Ahora genera 320 CV

Respecto al SUV de Audi este Allroad es 19 centímetros más bajo, por lo que presume de un comportamiento semejante al de cualquier A6, aun con un peso de 2.030 kilos. Para moverlos no hay problema, pues bajo ese capó se encuentra el remodelado 3.0 TDI Biturbo, que ahora genera 320 CV -antes 313-. Asociado a un cambio Tiptronic de 8 marchas -no equipa el S tronic por sus 66,3 mkg de par motor y tampoco ofrece navegación 'a vela'-, la suavidad y el refinamiento están asegurados, más cuando podemos seleccionar entre seis modos de conducción dependiendo de nuestro estado de ánimo. Entre ellos destaca el Efficiency que ayuda a minimizar el consumo, apartado donde hemos medido un gasto real de 7,8 l/100 km, bastante coherente para su tamaño, peso y potencia. También equipa 'Start/Stop', regeneración de energía en frenada…

De 0 a 100 en 5,2 segundos

Además de suavidad, ofrece elevadas dosis de deportividad, acompañado todo ello por un sonido para nada diésel. Es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 5,2 segundos -casi como un Audi S4-, mientras que se limita su velocidad máxima a 250 km/h. Viajar por autovía requiere conectar el control de velocidad, pues los 120 km/h los alcanza con su motor girando a 1.500 rpm y gracias a su aislamiento, parece que se haya calado. Si frecuentamos vías de doble sentido, más de lo mismo, ya que adelantar es un juego de niños, con un paso de 80 a 120 km/h en 3,7 segundos, en los que invadimos el carril contrario sólo 101 metros. Sin duda este propulsor es toda una maravilla de la ingeniería.

La calidad está fuera de duda, al igual que su amplitud, mientras que si analizamos su equipamiento, el de serie ya es suficiente, aunque hay opciones de todo tipo en materia de seguridad activa, iluminación LED, equipos de sonido… Así no es de extrañar que esta unidad rondara los 120.000 euros.