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Mercedes GLC. Muchísimo mejor

Construido a partir de la plataforma del Clase C la nueva generación del GLK, denominada ahora GLC, crece en tamaño y en tecnología para convertirse en un rival, esta vez sí, de modelos tan solventes como el Audi Q5 o el BMW X3. Aun a costa de perder personalidad, el GLC hereda la imagen de marca más reciente y unas líneas más redondeadas y aerodinámicas que sin embargo no han sacrificado espacio sino todo lo contrario. Es verdad que el GLC es más largo (120 mm), ancho (50 mm) y alto (9 mm) que su antecesor, pero se ganan 80 litros en el maletero hasta los 550, las plazas delanteras son 57 mm más anchas, las traseras han ensanchado 28 mm a la altura de los hombros y los ocupantes de atrás tienen 57 mm más de espacio efectivo para acomodar sus piernas, aspectos hasta ahora bastante críticos en el GLK. Los números se confirman al entrar a un coche en el que se aprecia más amplitud general aunque los respaldos delanteros cuentan con un rebaje milagroso a la altura de las rodillas y el túnel central, muy voluminoso, sigue siendo un incordio para un quinto ocupante. El salpicadero, presidido por la ya habitual pantalla central de gran tamaño, retoma la estética de otros modelos y también la calidad.

Aumenta mucho el equipamiento

Y aunque la gama mecánica incluye motores de gasolina, la marca alemana ha decidido comenzar a vender este modelo en España sólo con las dos versiones diésel de 170 y 204 caballos. A finales de año llegará el GLC híbrido plug in y a principios de 2016 un GLC 450 AMG con 367 caballos que saldrá de la cadena con el resto de versiones y no de la filial deportiva AMG. La ausencia inicial de motores de gasolina no es una buena noticia para los amantes del refinamiento y las altas revoluciones, sin embargo la buena noticia es que cualquiera de los dos GLC diésel ofrecen  un agrado y una respuesta que no defraudará a nadie, sobre todo el 250 d de 204 caballos. Las dos mecánicas van siempre asociadas al nuevo cambio automático de 9 marchas  y convertidor de par con levas de serie en el volante, un cambio rápido y suave que saca buen partido al par y potencia de un motor con unos consumos sorprendentes si tenemos en cuenta potencia y peso. Aunque son 80 los kilos que ha adelgazado el GLC a pesar del aumento tanto de tamaño como de equipamiento.

En este sentido, todos los GLC que lleguen a España serán tracción total. Además, la marca alemana ofrece un paquete 'off road' por 1.823 euros que además de un paragolpes diferente con mejor ángulo de ataque (28º), incluye control de descenso, 20 mm más de altura libre al suelo (respecto a los 181 mm de serie) que serán 46 mm  más en caso de contar con la suspensión neumática, 5 programas de conducción y algún que otro retoque estético. El GLC dotado de este paquete en combinación con la eficaz tracción 4Matic y la suspensión Air Body Control, se convierte, y lo decimos por experiencia, en un eficaz modelo capaz de ir mucho más lejos de lo que se puede llegar en la típica excursión campestre, aunque la bromita nos cueste la friolera de casi 5.000 euros.

No hemos probado el GLC con la suspensión de serie (aunque sabemos que la plataforma de la Clase C es muy eficaz), pero con la neumática regulable se puede elegir entre viajar cómodamente o hacerlo con un SUV GTI con un tacto deportivo raro de encontrar en este segmento sin recurrir a versiones de apellido ilustre.

Desde 47.900 euros

Mercedes confía tanto en el éxito del GLC que está convencida de que, en España, podría duplicar las ventas del GLK. Los precios parten de los 47.900 euros para el 220 d 4 Matic de 170 caballos, un precio idéntico al fijado para el Audi Q5 2.0 TDI de 190 caballos con cambio automático S Trónic. Pero esa comparativa la dejamos para más adelante.