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Mercedes AMG GT. Made in Affalterbach

Desde hace tiempo, Mercedes trabaja duramente para tener listo un coupé de altos vuelos que ofrecer a sus clientes más dinámicos. Y es que la vida del SLS AMG está llegando a su fin y también hay que tener en cuenta que la versión más «asequible» arranca en nada menos que 223.000 euros. Es por ello que lanzan este Mercedes AMG GT, un coupé algo más pequeño que el SLS (también más económico pues se supone que su precio arrancará en los 150.000 euros), que llega para rivalizar con vehículos de la talla de los nuevos Jaguar F-Type Coupé, Porsche 911… Salvando las distancias en muchos apartados.

Futura versión Roadster a la vista

El nuevo Mercedes AMG GT mide 4,56 metros de largo (el SLS AMG mide 4,64 metros), 1,94 metros de ancho y 1,29 metros de alto. Su estética no deja indiferente a nadie, aunque eso sí, no mantiene las puertas «alas de gaviota» del SLS AMG. Recurre también a un discreto alerón traseros que cuando no está en uso queda oculto sobre unos pilotos con tecnología LED, que estrenan los intermitentes de luz dinámica formado por 18 led's. Por su parte, cuenta con unas llantas de 19 pulgadas que van calzadas con unas gomas 255/35 delante y 295/35 detrás. Eso para los AMG GT, pues en esta ocasión Mercedes lanza desde el minuto uno las versiones AMG GT S que para empezar detrás llevan llantas de 20 pulgas con neumáticos 295/30, mientras que delante son 265/35 R19. Ni qué decir tiene que en un futuro existirá una versión Roadster con una capota de lona de este Mercedes AMG GT.

Desde el primer instante Mercedes trabajó estrechamente con AMG para su desarrollo, y el resultado no puede ser más esperanzador. Los ingenieros de Affalterbach han trabajado en todas las piezas de este AMG GT, comenzando por el chasis que combina materiales como el aluminio, el acero o el magnesio para crear un conjunto ligero, pero a la vez rígido. Así, su peso arranca en los 1.615 kilos (80 kilos menos que un SLS AMG).

AMG GT y AMG GT S

Como el Mercedes SLS AMG, este AMG GT apuesta por una disposición típica en los coupé más extremos de Mercedes, con un propulsor situado delante, pero con propulsión posterior y una caja de cambios en posición transaxle, es decir colocada por delante del diferencial posterior. Decir que Mercedes ofrece un diferencial autoblocante para el AMG GT, mientras que los AMG GT S apuestan por uno controlado de manera electrónica, mientras que también suma la suspensión deportiva AMG Rida Control con tres programas de funcionamiento: Comfort, Sport y Sport+.

Si aún se quiere una mayor deportividad, el cliente puede apostar por el paquete AMG Dynamic Plus que controla además la entrega de potencia y la rapidez de su caja de cambios AMG Speedshift de doble embrague con 7 velocidades. Decir que dicha caja de cambios cuenta con varios programas de funcionamiento, levas en su volante para un manejo en modo secuencial, suma la función Launch Control y también se combina con el arranque y parada automático ECO.

Entre sus dos únicos asientos, el conductor encuentra un selector circular. Denominado AMG Dynamic Select, desde él, se puede seleccionar los programas Controlled Efficiency, Sport y Sport+, mientras que los AMG GT S suman el programa Race que añade un modo de funcionamiento específico para un control de estabilidad que se puede desconectar por completo.

Discos carbocerámicos como opción

Para parar semejante máquina, Mercedes ha optado por un potente equipo de frenos compuesto por discos perforados. Tienen 360 milímetros de diámetro, mientras los AMG GT S apuestan por unos discos de 390 milímetros en el eje delantero que se diferencian cláramente por contar con las pinzas de freno en color rojo. Si se va a hacer un uso intenso en circuito de esta máquina, Mercedes propone un equipo de frenos con discos carbocerámicos, que miden 402 milímetros delante y 360 milímetros detrás y que pegarán tu cerebro a la parte frontal de tu cabeza en las deceleraciones más extremas.

4.0 V8 Biturbo: el futuro motor del C 63 AMG

Queda hablar del propulsor que esconde el nuevo Mercedes AMG GT. Ya se conocían algunos detalles, pero hoy tenemos todos los datos. Hablamos del conocido internamente como M178, un propulsor que se ensambla de manera artesanal en los cuarteles de AMG en Affalterbach, por un único ingeniero que plasma su firma en una placa en su parte superior. Es un corazón 4.0 V8 con dos turbos, inyección directa y lubricación por carter seco, que tiene un peso de 209 kilos. La versión más «comedida» genera una potencia de 462 CV (relación peso potencia de 3,5 kg/CV) y un par máximo de 600 Nm. Permite al Mercedes AMG GT alcanzar una velocidad máxima de 304 km/h y acelerar de 0 a 100 km/h en tan sólo 4,0 segundos. Firma un consumo medio de 9,3 l/100 km.

Pero este mismo propulsor, que más adelante veremos en los nuevos Merceces Clase C AMG, tiene una variante potenciada para los AMG GT S. Concretamente son 48 CV extra para subir al 4.0 V8 Biturbo hasta los 510 CV (3,16 kg/CV), mientras que su par máximo escala hasta los 650 Nm. Con esta variante mecánica, el Mercedes AMG GT S ve como le «cortan las alas» limitando su velocidad máxima en los 310 km/h, y es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en tan sólo 3,8 segundos. Por cierto el consumo medio es de 9,4 l/100 km.

Poco hemos hablado de su habitáculo, ideado exclusivamente para dos ocupantes, igual que sucede en un Jaguar F-Type Coupé o un Audi R8. No faltan elementos de la mayor calidad, tal y como nos tiene acostumbrados Mercedes Benz, mientras que se pueden pedir diferentes tapizados en cuero, inserciones en fibra de carbono… Destaca la consola que Mercedes ha colocado en el techo, con los botones para controlar el alerón posterior, los asientos calefactados, el sistema Start/Stop, el botón que activa los intermitentes de emergencia… Tampoco falta una pantalla central cuyo tamaño puede ser de 7 u 8,4 pulgadas y que se controla desde el nuevo mando central con panel táctil, una solución ya vista en los últimos productos de la marca de la estrella. Por último, tampoco faltan los más novedosos sistemas de seguridad activa.