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Ruta por Asturias con el Mazda CX-5 Black Tech Edition

Aprovechando el lanzamiento de la serie especial CX-5 Black Tech Edition, en Motor 16 nos hemos ido de viaje. Una bella ruta por Asturias para disfrutar del equipamiento tecnológico y otras muchas novedades introducidas en esta versión del exitoso SUV de Mazda, que incluye de serie llantas de aleación de 19 pulgadas, faros Full LED direccionales AFLS y luces traseras LED, faros antiniebla también de LED, equipo de sonido Bose con 9 altavoces y Bluetooth, sistema MZD Connect con pantalla táctil de 7 pulgadas, navegador, cámara de visión trasera y sensores de aparcamiento delanteros y traseros, acceso inteligente sin llave, sistema de asistencia a la frenada en ciudad SCBS por detección de obstáculos delanteros, control de ángulo muerto BSM, detector de tráfico trasero RCTA, control de crucero o lunas traseras de tintado oscurecido, al margen de la ya completa dotación que ya le caracterizaba desde su profunda renovación a comienzos de 2015.

Y la elección de nuestra ruta norteña no fue casual, pues para probar las características optimizadas del CX-5 buscábamos un entorno lo más exigente posible: meteorología cambiante, carreteras con fuertes pendientes y trazados serpenteantes, recorridos 'off-road' de relativa dureza… Aunque la primera prueba se produce antes, cuando levantas el portón para cargar el equipaje de cuatro personas y encuentras esos 463 litros de volumen que te permiten ordenarlo todo: maletas, ropa de abrigo… E incluso el material fotográfico necesario para inmortalizar el viaje: mochilas, trípode, útiles de limpieza… Tampoco hay problema de espacio en el habitáculo, y los dos ocupantes de las plazas traseras insisten repetidas veces en la sensación de confort.

Nos sorprende su consumo

Desde Madrid, donde comienza nuestro viaje, hasta la localidad leonesa de Piedrafita de Babia, donde arranca la subida para pasar a Asturias por el Puerto de Somiedo, hay 415 kilómetros, pero el tiempo pasa volando y alcanzamos nuestro primer destino sin el menor síntoma de fatiga. El equipo de sonido Bose con 9 altavoces se escucha de maravilla, y hace más amena nuestra etapa de enlace. Además, los 6 litros de consumo medio que indica el ordenador son una magnífica noticia, teniendo en cuenta que viajamos casi al máximo del aforo y que el tráfico ha sido denso en la primera mitad del trayecto. Ahora, no obstante, parada y fonda: mañana será otro día.

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Amanece en la región leonesa de los Cuatro Valles con nieblas bajas y una temperatura que roza los 0 grados. Hay inversión térmica, de manera que cuando iniciamos la subida hacia Somiedo el termómetro del CX-5 no hace más que actualizar las buenas noticias: 2, 3, 4, 5… Así hasta los 7 grados de la cumbre, a casi 1.500 metros sobre el nivel del mar. Ya estamos en Asturias, y ante nosotros se abre un paisaje bien distinto, pues de las montañas rocosas y peladas del norte leonés pasamos a un escenario todavía más agreste y dominado por el verde. Nos cuentan los paisanos que ha llovido poco este verano, y que hasta los osos han pasado hambre por la escasez de arándanos, pero este es el territorio de las nieblas, que todo lo empapan y logran hacer del verde un color protagonista que combina a la perfección con las cambiantes tonalidades otoñales de hayas, abedules, castaños, serbales o mostajos, los árboles que tapizan en forma de bosque las laderas del valle.

150 caballos siempre dispuestos

Nuestro coche equipa el motor diésel SkyActiv-D 2.2 en su versión de 150 caballos, que sigue rindiendo a la perfección a medida que la ruta se complica. Si en nuestra primera etapa, predominantemente por autovía y autopista, destacó por su silencio de marcha y el bajo consumo, ahora que la carretera se retuerce, se empina o se deja caer la mecánica demuestra los beneficios de su generosa cilindrada y su elevado par a muy bajo régimen: 38,8 mkg desde sólo 1.800 revoluciones por minuto. Y disponer de tanto par a pocas vueltas tiene importantes ventajas, como una poderosa capacidad de retención en las bajadas que resta trabajo a los frenos o un empuje enérgico al acelerar, incluso a regímenes de giro tranquilos, de forma que pueden usarse marchas largas con más frecuencia. Y eso determina menos ruido, un gasto inferior, una utilización menos intensa del cambio manual…

Nuestra siguiente parada asturiana es en La Peral, un minúsculo pueblo encaramado a una pradera de alta montaña donde el tiempo parece haberse detenido hace décadas. Es cita obligada para quienes sueñan con ver al oso pardo, pues desde su Mirador Príncipe de Asturias es relativamente fácil contemplarlos, aunque eso conlleve armarse de paciencia, contar con unos buenos binoculares y, sobre todo, madrugar… Pero la gente de la zona nos cuenta que es en las carreteras que surcan la comarca donde se producen con más frecuencia los encuentros con este enorme plantígrado. De ahí las señales de tráfico que nos lo recuerdan, y conviene circular con precaución por respeto al animal -en el Parque Natural de Somiedo viven unos 50, según el último censo- y por nuestra propia seguridad, pues una hembra de oso pardo oscila entre 90 y 150 kilos, y los machos van de los 120 kilos al concluir el invierno hasta los 200 que pueden pesar cuando están listos para la hibernación.

Sistemas que dan seguridad

En este sentido, el CX-5 nos transmite una seguridad especial, sobre todo cuando las condiciones de luz son deficientes, porque los faros Full LED iluminan con una potente claridad muy similar a la del sol, y además se adaptan al recorrido de la carretera, pues a medida que giramos el volante también los faros van orientándose para alumbrar el interior de las curvas y evitar sorpresas. Los probamos de noche y los probamos también con una niebla tan intensa que acabamos circulando a 30 km/h. Y tranquiliza saber que cuentas con el SCBS, un asistente de seguridad ideado para la ciudad, pues a baja velocidad frena automáticamente si percibe un vehículo delante con el que podemos impactar. El sistema también actuaría si entre la espesa niebla apareciese un automóvil detenido o a muy baja velocidad. Y aunque afortunadamente no fue necesario el SCBS por ese motivo, sí pudimos comprobar que el dispositivo funciona con precisión. Y tampoco fue en ciudad, sino en el carril reservado al telepeaje de una autopista, donde una barrera no se levantó en el momento esperado y el CX-5 frenó automáticamente para evitar el impacto.

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Nuestra ruta sigue en dirección a la costa. La carretera va perdiendo altura mientras dejamos a uno y otro lado minúsculas poblaciones. Apetece desviarse a explorarlas todas, pero el viaje sería inacabable y elegimos sólo algunas. El navegador cumple a la perfección su función y nos conduce a cada uno de los destinos marcados con precisión milimétrica. Hay que tener ojo en algunos núcleos porque los espacios habitados en Somiedo están aprovechados al máximo. Riscos, ríos y arroyos no han dejado mucho hueco al ser humano, que pone sus casas donde puede, minimiza el tamaño de sus huertos y de las construcciones como en ningún otro lugar -hay iglesias liliputienses- y concede a las vías públicas la menor superficie posible. Pero el CX-5 callejea bien hasta en lugares que nacieron pensados para moverse a caballo o para que transiten las vacas. Son de gran ayuda los sensores de aparcamiento delanteros y traseros, atentos siempre a esa roca que aflora del suelo o a los postes carcomidos que soportan los viejos hórreos. Y no digamos la cámara de visión trasera, que permite controlar lo que sucede por detrás y guía nuestra trayectoria mediante líneas de colores en las más difíciles maniobras.

Además, la serie especial Black Tech Edition del SUV de Mazda equipa el detector de tráfico trasero RCTA, que ve lo que nosotros no podríamos observar por mucho que nos esforzásemos: controla el tráfico que se aproxima a la zaga del vehículo por la derecha o o la izquierda cuando reculamos sin visibilidad, como por ejemplo al salir de un estacionamiento en batería donde dos vehículos, o algún otro obstáculo, impidan la visibilidad. Y funciona también a la perfección, pues encontramos numerosas situaciones de ese tipo en los miniaturizados pueblecitos de la zona, a cada cual más angosto: Agüera, Agüerina, Castro, Valle de Lago, Alvariza, Veigas, Aguasmestas… Tampoco faltan localidades de mayor entidad en las que la oferta turística crece y es más fácil hallar un lugar donde reponer fuerzas, como Pola de Somiedo o Belmonte de Miranda. Manda la fabada, pero el pote con berza también tiene sus incondicionales y conviene dejar sitio para las magníficas carnes del lugar. Y si queda apetito, quesos, flanes o arroz con leche son de los que hacen afición; o incluso el café, porque en Asturias siempre se ha presumido de tostar bien el mejor grano traído de América.

Fuera de carretera, muy eficaz

Pero Somiedo no es sólo un bello paisaje y una suculenta gastronomía. También es el paraíso del senderismo, y nuestro CX-5 nos permite acceder hasta los últimos rincones del valle para iniciar nuestra andadura. Las carreteras trepan en ocasiones como caminos de cabras, y es ésta una zona donde la lluvia aparece con frecuencia y la nieve no falta a su cita, incluso fuera de la estación invernal. Es ahí, y en los embarrados caminos que se extienden por la comarca, donde el control de tracción TCS, que trabaja en colaboración con el control de estabilidad DSC, pone de manifiesto su eficacia, incluso en condiciones de adherencia complicadas. Y también equipa de serie el Asistente de arranque en pendiente HLA. Además, en la gama CX-5 podemos encontrar versiones dotadas de la tracción total i-ACTIV AWD de Mazda. El sistema utiliza 27 sensores que monitorizan 200 veces por segundo aspectos como el ángulo del volante, la presión sobre el acelerador o el freno, la marcha engranada, la motricidad disponible en las ruedas delanteras, la temperatura exterior o si los limpiaparabrisas están funcionando. Eso permite al i-ACTIV AWD tener una imagen exacta del escenario de conducción para calcular la proporción de par motor que hay que enviar a las ruedas traseras. De ahí que sobre suelo deslizante podamos acelerar con fuerza incluso cuesta arriba, o que hasta en las curvas más cerradas el coche no se aparte ni un centímetro de la trayectoria elegida. En condiciones normales el CX-5 actúa como un tracción delantera, pues el sistema, al reconocer un agarre adecuado de los neumáticos, minimiza la fuerza que envía al eje posterior, lo que ayuda a moderar el consumo.

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Volvemos al asfalto y proseguimos nuestro camino. Primero visitamos la coqueta villa de Salas, con sus nobles casonas y la torre y palacio de Valdés-Salas, ambos monumentos nacionales, y después nos acercamos hasta Pravia, segunda capital del Reino de Asturias y en cuyos alrededores nos sorprende la basílica de San Juan, fundada por el rey Silo en el año 780. Desde aquí hasta la costa, ya por carreteras llanas, hay sólo un suspiro. Nos aguarda la bellísima localidad de Cudillero, a la que se accede tras una pronunciada bajada y cuyo puerto es el lugar idóneo para estacionar nuestro CX-5. Porque la villa asturiana, cuyas tradicionales casas de pescadores y marineros se arraciman formando una especie de anfiteatro, es un intrincado laberinto de callejones y empinadas escaleras por donde es difícil moverse incluso a pie. Tras recorrerlo de arriba abajo, visitar su iglesia gótica de San Pedro y dar cuenta de los buenos productos del Cantábrico en algunos de sus muchos bares es el momento de iniciar el regreso y desandar el camino.

Regreso a casa con un gran sabor de boca

Nuestro CX-5, personalizado en esta serie especial Black Tech Edition con unas vistosas llantas de aleación de 19 pulgadas y con las lunas traseras oscurecidas que aumentan el tono deportivo, nos aguarda junto al espigón de Cudillero, un lugar accesible cuando el mar está en calma, pero al que está desaconsejado el paso en días de temporal, cuando las olas llegan a saltar las protecciones del puerto y amenazan incluso la primera línea de casas. Merodeamos el Nalón en las inmediaciones de su desembocadura hasta encontrar de nuevo la carretera que asciende hasta las tierras de Somiedo, y a medida que ganamos altura el orballo se va apoderando de la tarde y el negro asfalto gana brillo como una amenaza en cada curva. Pero el CX-5 avanza imperturbable, respetando la trazada elegida con absoluta precisión. Estabilidad, frenada, tracción… De las zonas regadas por el salmonero Narcea pasamos enseguida a remontar el Pigüeña, ya metidos en tierra de osos. La carretera gana pendiente y los vivos colores del paisaje van apagándose a medida que las nieblas lo inundan todo; un escenario que exige la mayor atención y que nos obliga a ralentizar la marcha. Pero incluso cuesta arriba, y a velocidad moderada, nuestro CX-5 SkyActiv-D 150 CV admite el uso de marchas largas, pues incluso con la mecánica girando por debajo de las 2.000 vueltas siempre hay respuesta cuando aceleramos a la salida de una curva. Pola, Gúa, Caunedo… Asturias se nos acaba y ya sólo resta alcanzar el pueblecito de El Puerto, justo en la frontera con Castilla y León. Desde aquí, las posibilidades para el CX-5 son casi infinitas, porque si buscamos el oeste llegaríamos a los Ancares y pasaríamos a Galicia; si ponemos rumbo al este podríamos recorrer la Montaña Palentina, y si seguimos de frente encontraríamos el Bierzo o la ciudad de León. Pero esos son otros viajes, tiempo habrá de disfrutarlos.