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Ferrari F40 o Porsche 959. Sotheby's subasta uno de cada

Pocas disputas son tan legendarias en el mundo del automovilismo como las que vivieron Ferrari y Porsche. A día de hoy sus modelos de producción no se pueden consideran rivales directos, pero hubo una época en las que ambas marcas se miraban de reojo.

Se subastan el mes que viene

Bien es cierto que a día de hoy podemos encontrar ciertas similitudes entre un Ferrari LaFerrari y un Porsche 918 Spyder, pero lo mejor es trasladarnos a finales de los años '80. Entonces se batían en duelo estos dos deportivos que los especialistas de RM Sotheby's van a sacar a subasta en el próximo Concorso d'Elegancia Villa d'Este el mes que viene. Y ya te vamos avisando de que por cada uno se van a pagar más de un millón de euros.

En un lado tenemos un singular Porsche 959 Komfort pintado en su emblemático color plateado. Se trata de uno de los 292 ejemplares que la firma de Stuttgart fabricó. Su primero propietario lo recibió en 1988 en Francia y lo tuvo en su poder hasta 1999, cuando fue adquirido por su segundo dueño. Entre ambos apenas han recorrido 12.500 kilómetros con esta máquina que se mueve gracias a un corazón 2.8 Bóxer Biturbo capaz de generar 450 CV de potencia.

Pero si te va más el temperamento italiano, también tendrás ocasión de adquirir este singular Ferrari F40, de los que los chicos de Maranello fabricaron 1.315 unidades para conmemorar el 40 aniversario de la firma del cavallino rampante. Este ejemplar de 1990 y pintado en el inconfundible Rosso Corsa, apenas tiene 18.200 kilómetros, además de que se impulsa gracias a su propulsor 2.9 V8 Biturbo con 478 CV de potencia.

Tecnología contra fuerza

Precisamente sus potencias y sus tecnologías estuvieron siempre enfrentadas. Mientras que el 959 era más tecnológico gracias a los elementos desarrollados para optimizar su dinámica, entre ellos tenía tracción total, el F40 era fuerza bruta y el último Ferrari de la era analógica. Ambos necesitaban menos de cuatro segundos para acelerar de 0 a 100 km/h, mientras que alcanzar los 300 km/h era un juego de niños para ambos, porque el alemán llegaba a 315 y el italiano a 320 km/h.