comscore

Conducimos el Kia Stonic. Primera impresión, estupenda

Antes de saber cómo era el Stonic ya lo estábamos conduciendo. Cubiertas aún con un aparatoso camuflaje que ocultaba el frontal y la zaga, y buena parte del lateral, cuatro unidades del nuevo B-SUV de la firma coreana nos aguardaban en una de las múltiples pistas del R&D Center de Namyang, donde Kia y Hyundai centralizan el desarrollo de sus modelos. Mientras los técnicos nos explican las condiciones del test, que se realizará en carretera, decenas de prototipos pululan sin parar a nuestro alrededor.

Algunos lo hacen sin camuflaje alguno, principalmente cabezas tractoras y pequeños vehículos comerciales, pero la mayoría mantienen 'a salvo' su aspecto frente a nuestras miradas curiosas. Aún así, está claro qué toca ese día: Kia Stinger, nuevo Hyundai Veloster… El i30 N, versión deportiva del Hyundai i30, rasga la relativa tranquilidad de la escena con el rabioso sonido de su motor y el petardeo del escape, y de vez en cuando aparecen prototipos con un camuflaje especial: son los futuros Kia Cee'd. Pero de eso… no podemos hablar.

De corte deportivo

Sí podemos hacerlo, en cambio, del Stonic, que conducimos con su interior aún parcialmente oculto. Pero todo lo que vemos -volante, cambio, consola central, instrumentación…- recuerda al nuevo Rio, como luego acabará confirmándose. Además, la ruta entre Namyang y la costa -la ida con el motor diésel 1.6 de 110 CV y el regreso con el 1.0 T-GDI tricilíndrico de gasolina, de 120 CV- permiten constatar que la deportividad anunciada por Kia para su pequeño SUV no se ha quedado en intención, pues la suspensión se nota firme y hay un balanceo mínimo en curva.

El Stonic pisa el asfalto tan bien como el Rio y es igual de agradable. Pese a ser unidades 'preserie' el acabado y el confort son muy buenos, y ya apreciamos que si la versión diésel es de notable, la T-GDI es de sobresaliente, porque anda lo mismo pero es más suave.