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Kia Rio. Muy ambicioso

El segmento B está que arde: los nuevos Citroën C3, Ford Fiesta, Seat Ibiza o Nissan Micra están llegando a un grupo de coches donde juegan consagrados como Opel Corsa, Peugeot 208, Skoda Fabia, Renault Clio, Hyundai i20, Mazda2… Y aún queda por sumarse uno de los preferidos: el nuevo Volkswagen Polo.

A ese grupo se une el Kia Rio, un clásico, aunque siempre jugando -de mitad de tabla para abajo-. Pero ahora pretende dar batalla a todo el que se ponga por delante. En cierto modo quiere quitarse la imagen de modelo popular y barato, y dar un paso más en tecnología, calidad o refinamiento.

Para ello ofrece una línea más robusta -con un cierto aire al Polo actual en la rotundidad de sus líneas-, pero también mayor amplitud y tamaño exterior -15 milímetros más de largo-, o un aspecto más elegante. El interior ofrece un acabado de calidad a la vista y al tacto, con buenos ajustes y unos materiales de buen aspecto. Además de un diseño funcional, con todo muy ordenado, una pantalla táctil flotante y, más abajo, simplemente los botones de la climatización. En el interior hay más espacio para el pasaje, con mayor anchura y también para equipajes, pues el maletero cuenta con 37 litros más para un total de 325 litros, que lo sitúan entre los mejores de su clase.

Y otro elemento en el que destaca es la carga tecnológica que ofrece, con avanzados sistemas de seguridad y ayuda a la conducción; algunos de ellos casi inéditos en este grupo de coches. Con ellos, el nuevo Rio quiere lograr las cinco estrellas de EuroNCAP. Destacan, por ejemplo, el asistente a la frenada de emergencia con reconocimiento de peatones o el sistema de asistencia de mantenimiento de carril. Además de otros dispositivos como el sistema de gestión de la estabilidad del vehículo con control electrónico de estabilidad, que asegura la estabilidad en frenada y en curva.

Alto nivel de equipamiento

Además, desde el nivel más básico de la gama el Rio apuesta por un alto nivel de equipamiento, pues ofrece start&stop, 8 airbag, frenos ABS con sistema de asistencia a la frenada, control de estabilidad, sistema de audio Aux+USB y bluetooth, volante ajustable en altura y profundidad, aire acondicionado, sensor de luces, pantalla táctil de 7 pulgadas…Y en los niveles superiores se completa con elementos como navegador 1.0 con pantalla de 7 pulgadas, cámara de asistencia al estacionamiento, sistema Android Auto/Apple Car Play, conectividad TomTom, climatizador automático, sensores de lluvia y aparcamiento o los mencionados asistentes de mantenimiento de carril y de frenada de emergencia, aquí de serie y que en los dos acabados inferiores se ofrecen dentro de un pack cuyo precio oscila entre 600 y 800 euros.

Pero hay que estar a la altura de los mejores en la carretera, y en este aspecto hay mucho trabajo y bien hecho. Hemos podido comprobar, por ejemplo, el excelente trabajo en las suspensiones y en la dirección en unas pruebas en el circuito de Estoril. Un eslalón y una frenada a tope con firme mojado en los que hemos visto que la dirección mantiene el grado de dureza justo, y transmite y obedece fielmente a las exigencias del momento y del conductor. También las suspensiones, McPherson delante y de eje torsional detrás, responden con un tacto firme, que no incómodo.

En nuestra prueba por los alrededores de Lisboa hemos dispuesto del excelente 1.0 T-GDI, un tricilíndrico de 100 caballos con un andar muy ligero y suave. Es refinado y elástico, muy silencioso y agradable de conducir. La caja de cambios, de cinco velocidades, es agradable de tacto y tiene unos recorridos adecuados, pero una transmisión de seis marchas le iría de perlas a esta versión.

También conducimos el 1.4 CRDI de 90 CV, uno de los clásicos de la marca, con buen empuje, buenas recuperaciones… pero un punto más tosco que el de gasolina. Y es que el 1.0 T-GDI está tan conseguido que la sonoridad y las vibraciones del diésel ya no nos gustan tras haber probado el tricilíndrico. Sin embargo, es un motor con mucha chicha, con poder y muy adecuado para los conductores más rodadores. La dirección en ambos es magnífica, muy suave y ligera en circulación normal, pero si exigimos y 'apretamos' se endurecerá hasta ofrecer un tacto bastante deportivo, como ya hemos visto antes.

Dos variantes más para dar batalla

Hay otras dos variantes de cuatro cilindros más básicas: de 84 CV en gasolina y un diésel, también 1.4, con 77 CV. Y para más adelante nos anunciaron el tricilíndrico 1.0 T-GDI con 120 CV; y, ya sí, cambio de 6 marchas y, tal vez, incluso automático.

Pero eso es el futuro. De momento, las que tienen que dejar alto el pabellón de Kia son estas versiones. Y hay argumentos para conseguirlo… Además de todo lo mencionado, un precio acorde y la garantía de 7 años que la marca sigue teniendo como una de sus señas de identidad.