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Conducimos los Seat Cupra. 20 años de deportividad 'made in Spain'

Con 66 años de vida, la Sociedad Española de Automóviles de Turismo esconde una bonita historia, que creamos o no, ha marcado la vida de una gran parte de los españoles. Que levante la mano quien no se haya montado alguna vez en un Seat.

Y aunque Seat se funda en 1950 con un capital de 600 millones de pesetas, hay una buena parte de su historia que no se entendería sin una denominación tan joven y rebostante de vitalidad: Cupra.

Todo comienza en 1996, cuando Seat Sport participa por vez primera en la Copa del Mundo de Rallys en la categoría de dos litros con un inconfundible Ibiza Kit-Car pintado en verde lima, cuyo motor 2.0 16 válvulas generaba 250 CV. Ese año consigue la victoria, siendo la única marca en vencer en su año de debut hasta hoy. No sólo eso, sino que Seat repite título en 1997 y 1998 con pilotos de la talla de Harri Rovanperä, Oriol Gómez o Toni Gardemeister.

Esa primera victoria animó a Seat a homenajear a su coche campeón, y en el Salón de París de 1996 presentan el Seat Ibiza Cupra, abreviatura de Cup y Racing. De esta manera, Seat ofrecía al público un vehículo que proporcionaba prestaciones excitantes y tenía un marcado carácter deportivo, pero que era utilizable a diario. Tal fue su éxito, que Cupra cumple 20 años y sigue en plena forma. A aquel Ibiza, le han seguido otras tres generaciones Cup Racing, incluyendo una con un propulsor 1.9 TDI de 160 CV.

Cupra no sólo ha estado ligado a Ibiza, pues en 1999 apareció el Córdoba Cupra con un propulsor 1.8 Turbo y 156 CV de potencia.

Y el León es otro claro ejemplo, con siete versiones Cupra diferentes en 16 años y con potencias que han oscilado entre 204 y 290 CV. Eso sin dejar de lado su actual gama, con carrocería ST incluida. Y es que funcionalidad y prestaciones saben ir de la mano, incluso a velocidades de vértigo.

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Las mismas sensaciones dos décadas después

Aunque entre medias Seat ha comercializado tres generaciones más de Ibiza Cupra, hemos querido homenajear al primogénito en un cara a cara con la versión actual. Les separa toda una vida, pero la filosofía de los Cup Racing sigue tan viva como siempre.

En 1996 Seat y Seat Sport trabajan de la mano en el desarrollo del primer Ibiza Cupra. La firma española ya había ofrecido algún que otro deportivo con anterioridad, pero esta máquina debía ser especial, pues rendía homenaje a la victoria en la Copa del Mundo de Rallys y Seat decidió ofrecer un vehículo capaz de transmitir sensaciones únicas, pero utilizable en el día a día.

Al igual que hace 20 años, nos subimos a este Ibiza Cupra de 1996 -lo probamos a fondo en el número 686 de Motor16- y nos llama la atención la semejanza con cualquier otro Ibiza de la época. Sólo el tapizado, los relojes con fondo blanco o los indicadores adicionales por delante del cambio le delatan, mientras que el actual tiene algún que otro detalle estético extra que acentúa su deportividad.

Seat trasladó el motor de su Ibiza Kit-Car y el que por aquel entonces usaba el Golf GTI 16 válvulas atmosférico, que en aquella época era 'lo más'. Generaba 150 CV y a día de hoy, con más de 150.000 km a sus espaldas, este Ibiza que tienes ante ti se mantiene en plena forma y transmite un 'feeling' especial gracias a su ligereza, pues pesa 138 kilos menos que el actual. Pero se nota el paso del tiempo y cómo Seat ha evolucionado en estos 20 años en apartados como la ergonomía, la dirección, los frenos o el cambio, esto último mejorable.

Aun así, aquel Seat Ibiza te permite ir verdaderamente rápido, aunque la actual 'era turbo' es superlativa, con potencias y cifras de par motor impensanbles en aquella época, que se traducen en prestaciones sobresalientes.

Pero también se nota la evolución mecánica en lo que a consumos se refiere, pues el primer Ibiza Cupra homologaba una media de 9,7 l/100 km, prácticamente lo mismo que anuncia ahora un Audi RS7 Performance con 605 CV de potencia.

Incluso así, Seat se desvivió con el desarrollo de este primer Ibiza Cupra, al que equiparon con una suspensión deportiva y unos potentes frenos sobredimensionados con ABS y control de tracción. Gracias a los adhesivos Cupra o a sus llantas de múltiples radios de 16 pulgadas con gomas 195/45, el modelo español no podía negar su deportividad.

En 1996, para hacerse con el primer modelo firmado por Cupra había que pagar 2.701.546 pesetas, que al cambio actual es algo así como 16.236 euros, a los que tenías que sumar 901 euros si lo querías equipar con un extra como era el aire acondicionado.

El resto era de serie, incluida la deportividad en el primer Cupra de la historia, una máquina especial, que con 20 años de vida sigue acelerando el pulso de cualquiera que se ponga a sus mandos.

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Dos Leones que han marcado la historia

A finales del año 2000 aparece el primer Cupra con seis cilindros, con más de 200 CV, con tracción total… Era el Cupra definitivo y se escondía bajo esta carrocería de León. Su sucesor sólo le supera en potencia y en los 7 minutos y 58 segundos que necesita en Nürburgring.

Los éxitos cosechados por los deportivos Ibiza Cupra en cuanto a ventas, hicieron a Seat Sport lanzar una vitaminada versión del León, que hasta la llegada del Cupra ofrecía el 1.8 20VT de 180 CV como tope de gama.

El resultado fue este Seat León Cupra 4, que rompió moldes. Era el primer turismo de Seat con un propulsor VR6, con una disposición en V estrecha para que ocupara lo que un cuatro cilindros -meses antes lo estrenó el Alhambra-, superaba los 200 CV, tenía tracción total y era el Seat de calle más rápido de la historia: 235 km/h.

Incorporar la tracción total con embrague Haldex obligó a equiparlo con una suspensión trasera independiente -su maletero perdía 70 litros-, que mejoraba su excelente dinámica. A ello ayudaba también su rápida dirección, sus potentes frenos o su preciso cambio manual de seis velocidades.

El León Cupra ha ido evolucionando con las siguientes generaciones, que abandonaron la tracción total y recurrieron a motores sobrealimentados, incapaces de ofrecer la dulzura y el sonido con la que nos obsequia este 2.8 VR6, que eso sí, no brilla por su economía, a diferencia del actual.

Sus potencias y prestaciones se han ido incrementando hasta llegar al summum de la deportividad con el actual Seat León Cupra 290, que se ofrece con tres carrocerías, incluyendo el funcional ST, actualmente el familiar más rápido en rodar en el 'Infierno Verde' de Nürburgring.

Seat también nos deja elegir entre un cambio manual o el efectivo DSG, ambos con seis velocidades. Equipan diferencial autoblocante, llantas de 19 pulgadas, chasis activo… Es decir, todo lo imprescindible para disfrutar como niños en cualquier tramo revirado, si bien, su selector de modos le deja comportarse con la suavidad de la que hace gala cualquier otro TSI.

Y es que ahora recurren a un poderoso motor 2.0 TSI con 290 CV y 35,7 mkg de par motor, cifras soñadas en el año 2000 por infinidad de deportivos de renombre.

En mi vida había conducido un León Cupra 4, pero confieso que al día siguiente estaba mirando precios de segunda mano. Me impactó su progresividad y la capacidad para subir de vueltas de ese motor atmosférico de los que a día de hoy quedan pocos, pero también su rápido paso por curva, sin llegar a contar con una suspensión demasiado rígida. He de confesar que aún con 16 años de historia, Seat Sport hizo un trabajo sensacional con su primer León Cupra.