Tras el error en los entrenamientos del sábado, el piloto español consiguió enmendar el paisaje en la carrera. Terminó noveno a pesar del tráfico al inicio, una primera parada inicial muy lenta y un problema con el cambio que le envió a la última posición.
Una maniobra que lastró las posibilidades de Sainz
Todos los ojos están puestos cada carrera en Verstappen y sus adelantamientos agresivos e inesperados. El holandés no defraudó en Marina Bay. Al igual que Carlos Sainz, que superaba a cada rival que el holandés había adelantado poco antes. Así, rodaron juntos al final de la prueba, cuando llegaron las órdenes de equipo a Verstappen, que el propio Franz Tost desautorizaría después al justificar la desobediencia de aquel.
El holandés se negó a dejar pasar a Sainz para que este intentara adelantar a Checo Pérez. Algo que Verstappen no pudo hacer. Como en Mónaco, pero a la inversa. Entonces, Sainz había dejado pasar a su compañero de equipo, que acabó estampado contra Grosjean. «Yo le he dejado pasar a él tres veces este año, a él se lo han pedido otras tres y no lo ha hecho ninguna».
La sorpresa llegó con al respuesta de Franz Tost tras la carrera, en contradicción con los mensajes por radio que pudieron escucharse hacia Verstappen. «Carlos era demasiado lento, estaba demasiado lejos, y Max tenía razón. Vimos que Carlos no se acercaba y no hubiera alcanzado a Pérez, así que hicimos bien en dejarles seguir» explicaría luego Tost para defender la negativa de su piloto.
«Siempre tiene que pasar algo en una carrera pero bueno, he conseguido remontar, me he quedado último detrás de los Manor y aún así he quedado noveno. Eso quiero decir que no he debido de hacer mala carrera». De hecho, Carlos Sainz y Max Verstappen volvieron a demostrar en Singapur que son el futuro de la Fórmula 1.
