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Rosberg tensa la cuerda, dentro y fuera de la pista, a Hamilton

Se veía venir, y tarde o temprano leche hirviendo se iba a derramar de la cacerola. Puede que en el pasado Gran Premio de España comenzaran las tensiones. O quizás antes. Lo cierto es que, al menos públicamente, la última carrera parece haber marcado un antes y un después en la relación personal y el enfrentamiento deportivo entre los dos pilotos de Mercedes, que puede tomar otros derroteros según avance el campeonato y los puntos se antojen cada vez más decisivos.

Mercedes ha liderado todas y cada una de las vueltas de la presente temporada. Ha cosechado todas las victorias. De no ser por el abandono de Hamilton en Australia, también había logrado todos los dobletes posibles. En Mónaco, la carrera fue un nuevo y aplastante monólogo entre ambos pilotos, con un equipo que lleva camino de batir récords en la historia de la Fórmula 1. Pero ante semejante desierto competitivo, el duelo entre Rosberg y Hamilton ha adquirido otra dimensión tras el fin de semana monegasco.

Entrenamientos sábado: ¿un error provocado?

El viernes, el piloto británico había desencadenado un inesperado ataque personal contra su compañero de equipo. Es parte de la guerra psicológica que se intensifica carrera a carrera. Si Rosberg tenía una vida entre algodones según Hamilton, la de éste ha sido lo suficientemente dura para distinguirle con un «hambre» que Rosberg nunca ha podido sentir. Una forma de rebajarle, y meter el dedo en la llaga de argumentos utilizados por un sector de la prensa en Alemania. El sábado, el piloto alemán le demostró que estaba equivocado.

¿Provocó Nico Rosberg deliberadamente el error en el Q3? ¿Fue involuntario? En todo caso, Hamilton lo tuvo claro, y las gélidas imágenes del podio lo confirmaron. El piloto alemán necesitaba romper los cuatro triunfos consecutivos de Hamilton, y Mónaco era el terreno ideal para ello. Si tuvo que acudir deliberadamente a la bandera amarilla del sábado, solo él lo sabe. Hamilton también.

Y, en semejante contexto, Rosberg rompió el domingo la cintura a Hamilton. Una vez más, a través de la radio, el británico mostró un temperamento nervioso e inquieto. En Montmeló, cuando marchaba en cabeza, también en Mónaco, cuando rodaba por detrás. Aquí fue el piloto alemán el que propinó un golpe psicológico a su rival cuando más se había jactado éste de su superioridad competitiva. El ambiente ya está suficientemente caldeado para que, tarde o temprano, se trasladé a la pista.

Ferrari y Alonso: una carrera más

El resto fue desierto. Para Fernando Alonso, fue una carrera más este año… Si hubo esperanzas antes de la prueba, se fundieron como el hielo en la salida y con el ritmo posterior de carrera, condicionado por la mecánica. Ferrari perdió por mala fortuna en esta ocasión el podio con Kimi Raikkonen. El finlandés tuvo la oportunidad de haber batido a Alonso tras el golpe recibido el sábado en los entrenamientos, pero la suerte no le acompañó.

Para el equipo italiano hubiera supuesto una buena dosis de moral en estos tiempos donde todo nuevamente se vuelve a enfocar hacia el futuro. A corto plazo, el equipo italiano ha vuelto a señalar otro mojón de evolución para el Gran Premio de Canadá. Por el momento, el de Mónaco ha vuelto a confirmar que sólo Red Bull puede ser el listón de referencia en 2014. Poco importa, la verdad, en una temporada donde todos son comparsas. Menos Hamilton y Rosberg, claro está…