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Gran Premio de Malasia 2017. Ferrari, o como caer en un agujero cuando el viento sopla a favor

Pocas veces una carrera relativamente anodina en la pista daba tanto juego fuera de ella. Porque el Gran Premio de Malasia dejaba más titulares por sus consecuencias y efectos que por lo vivido en el asfalto. E imágenes como las de Sebastian Vettel al acabar la carrera, su rueda trasera izquierda encima del alerón tras un embarazoso incidente en la vuelta de deceleración. No fue culpa del alemán, pero sí una metáfora de ese agujero negro en el que ha caído Ferrari, y del que tan difícil le va a resultar salir para poder ganar el título.

Nueva oportunidad perdida de Ferrari

Sergio Marchionne, el presidente de Ferrari, debe de estar dándose de cabezazos con su mesa. Con el mejor monoplaza que el equipo italiano ha tenido en la última década el título se pone cada vez más cuesta arriba. Visto el sorprendente rendimiento de Mercedes en Sepang, recordando el incidente de la primera curva en Marina Bay, el piloto alemán podía liderar el campeonato con entre quince y veinte puntos de ventaja. Porque el SF70H ha sido el monoplaza dominador en ambos circuitos, pero en los dos se perdieron sendas oportunidades de oro. Sin embargo, hoy Hamilton cuenta con 34 puntos de ventaja sobre Vettel. Cruel paradoja que su ventaja haya crecido en los dos circuitos donde peor rendía el WO8 en toda la temporada.

A la mala fortuna mecánica de Vettel se unía la de Raikkonen en la salida. Salvo que rompa la tendencia este año, los finales de campeonato con opciones al título han sido una cruz para Ferrari en la última década. Solo faltaba esa foto final del monoplaza cojo de Vettel, y el alemán haciendo de pasajero en el coche de Wherlein. Todavía quedan 125 puntos en juego. Pero ahora con el viento totalmente de cara cuando estaba soplando tan a favor.

Entre el infortunio mecánico de Ferrari y el desconcertante ritmo de Mercedes, emergió Red Bull. Nadie regaló la victoria a Max Verstappen. Pero, sobre todo, su triunfo aporta dos factores de influencia al duelo entre Ferrari y Mercedes.Una, la extraordinaria capacidad de reacción de un equipo que a principio de año había errado totalmente el tiro con su proyecto aerodinámico, pero que ahora es capaz de ganar carreras con el que quizás sea mejor chasis de la parrilla. Y dos, que tanto Verstappen como Ricciardo serán ahora árbitros involuntarios pero decisorios en la lucha entre Hamilton y Vettel al quitar o regalar puntos a uno u otro. Tuvo suerte Vettel de que fuera Verstappen quien ganara en Malasia. No la tuvo con la resistencia final de Ricciardo.

El Gran Premio de Malasia aportó otro dato más a contrastar para las próximas carreras. Con los antecedentes de la actual temporada en la mano, las características de Sepang apuntaban al dominio del W08. Fue uno de los peores trazados del año para Mercedes, y lo contrario para Ferrari. En esta apasionante recta final del campeonato queda flotando la incertidumbre sobre el rendimiento de cada monoplaza en los cinco circuitos que quedan para completarlo.

¿Dudas en el liderazgo de McLaren?

El Gran Premio de Malasia fue también una carrera anodina para Fernando Alonso. Para olvidar incluso. Quizás más adelante se conozcan razones técnicas que lo justifiquen, pero por primera vez el piloto español se vio netamente superado por Stoffel Vandoorne. Tanto en los tres bloques de los clasificatorios del sábado, como luego el domingo, el belga siempre rodó por delante de su compañero de equipo, cuando el viernes el español había sido tan superior incluso frente a otros muchos monoplazas de la parrilla.

La evolución de Vandoorne desde el Gran Premio de Gran Bretaña se ha confirmado carrera a carrera. Piloto de enorme talento, ha reducido paulatinamente diferencias con Alonso desde entonces, fruto del trabajo que el equipo ha llevado a cabo con él, y a la lógica adaptación a estos nuevos monoplazas. Las habidas en la primera parte de la temporada tampoco eran normales, se presumía, para un piloto de su palmarés. Casi medio segundo de media. Pero Vandoorne tenía que reducirlas, y así lo está haciendo. Que el Gran Premio de Singapur se convierta en una anécdota a la confirmación de esa tendencia está por ver. Solo falta que en McLaren se echen chispas deportivas de aquí a final de temporada entre sus dos pilotos.