comscore

Gran Premio de Bélgica de F1. Mercedes tiene una bomba atómica, no petardos de feria

Resultaba inevitable que los incidentes en pista ocurrieran entre Lewis Hamilton y Nico Rosberg, con la consiguiente tormenta posterior en el seno del equipo. «Lo diré en la pista», respondía el británico a la pregunta de si tenía algo que hablar con su compañero tras el incidente entre ambos del Gran Premio de Bélgica.  Recordaban  las palabras sobre Ayrton Senna  y Prost que Hamilton pronunciara en Mónaco, tras la salida de pista de Rosberg en los entrenamientos. Sonaba a tomarse la justicia por la propia mano.

Rosberg beneficiado con la acción

Toto Wolff y Niki Lauda tienen una bomba atómica deportiva entre manos, y quieren hacernos creer a todos que  simplemente manejan petardos de feria. Muchas reuniones sobre la gestión de las órdenes de equipo, sermones internos en para manejar en el futuro las  estrategias de carrera (Wolff hablaba en Spa de la reunión mantenida por lo ocurrido en Hungría)… Y en solo dos vueltas tras la pausa veraniega todo salta por los aires. En esta ocasión, el considerado más cerebral de los pilotos de Mercedes perdió el control.  Curiosamente, una vez más fue el principal beneficiado de ella.

No tenía  sentido semejante impaciencia en la segunda vuelta de carrera. A no ser, claro está, que Rosberg considerase imprescindible situarse en primera posición cuanto antes para llevar la iniciativa en las paradas en boxes posteriores, que Mercedes  determina según quién marche por delante de  entre sus dos pilotos. Fue un incidente de carrera, una cuestión de centímetros, pero también el reflejo  de una actitud que hará plantearse a Hamilton hasta qué punto Rosberg piensa en sí mismo antes que en el equipo. Una conclusión que puede transformar radicalmente al británico de aquí a el final de temporada. Desafortunadamente para Mercedes, y lo contrario para los aficionados.

Ya son 29 puntos de diferencia

La  conclusión es que el balance  de Mercedes no puede ser más desolador tras el Gran Premio de Bélgica. Porque con la diferencia más espectacular de la temporada sobre sus rivales en pista, Mercedes no logró la victoria, y  salió envuelta en una gran tormenta interna.  ¿Cómo van a controlar a Lewis Hamilton los responsables de Mercedes? Con 29 puntos de diferencia, un largo rosario de averías mecánicas, la sensación de ser directamente perjudicado por su compañero, posiblemente veamos a un Hamilton más radical durante el resto de la temporada. ¿Qué tiene que perder, dadas las actuales circunstancias?

Por el contra, la extraordinaria victoria de Daniel Ricciardo puso en evidencia nuevamente varias cuestiones. Sebastian Vettel servía como referencia, y recordemos donde terminó el alemán, y la extraordinaria actuación del australiano. Tres victorias  no son  casuales, y la increíble  habilidad del australiano, el  ritmo de carrera y su gestión del neumático confirman un potencial de campeón del mundo en el australiano. Cierto es que Mercedes se pegó un tiro en el pie, quién lo hubiera anticipado antes de la carrera, pero siempre es el mismo piloto el que tiene la red puesta.

Por otro lado, Red Bull volvió a ejercer como espejo para Ferrari. Con problemas de fiabilidad del motor Renault antes de temporada, un kilometraje muy inferior al de Ferrari, con menor potencia que Mercedes, el equipo austríaco ha logrado tres victorias por ninguna del equipo italiano.

Nueva organización en la casa de Maranello

En estos días que tanto escuchamos a Marco Mattiacci y James Allison hablar sobre la necesaria reorganización de la estructura y funcionamiento del equipo italiano, el Gran Premio de Bélgica puso en evidencia como nunca la capacidad de reacción y flexibilidad de dos organizaciones diferentes en el transcurso de pocos meses.

En Spa supo optimizar de manera extraordinaria sus opciones y las virtudes del RB10. La velocidad punta fue sorprendente. Alonso, en cambio, se bajó de su monoplaza recordando el catálogo de problemas que, usualmente, no paran de botar en  carrera dentro de su monoplaza,  dejándole en inferioridad de condiciones frente a sus rivales: kers, elevado consumo, problema de arranque en la salida, velocidad punta a distancia sideral  de Red Bull y Mercedes…. 

El piloto español reconocía que podría haber luchado por el podio en Spa Francorchamps. Visto el desarrollo de la carrera, un cuarto y un quinto puesto hubiera sido un gran resultado dado el nivel actual del equipo italiano. Posiblemente, su verdadera posición en la jerarquía de la Fórmula 1 actual. Marco Mattiacci tiene mucho  trabajo por delante en Ferrari. No es cuestión de monoplazas, sino de organizaciones, como volvió a recordarnos el pasado Gran Premio de Bélgica.