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Las aguas vuelven al cauce que quiere Hamilton

El dominio de Mercedes es tal que dentro de la escudería no hubo incendios ni grandes aspavientos tras la victoria de Sebastian Vettel en Malasia. En la escudería alemana parecían decir: «ya llegará nuestro momento». Y eso es lo que ha ocurrido en el Gran Premio de China, en el que el dominio de Mercedes y de un Hamilton en plena madurez competitiva ha sido total. Sin aspavientos, sin alardes, pero demostrando en todo momento quién es el que manda. 

Control absoluto de Hamilton

Porque el británico ha llevado a cabo una carrera todo control -en realidad ha estado así todo el fin de semana- en la que ha ido vigilando lo que hacía cada uno de sus rivales por detrás. Que Rosberg se aproximaba, Hamilton hacía vuelta rápida; que Vettel trataba de atacar a su compañero, el inglés ponía tierra de por medio para evitarse problemas. Una carrera perfecta, lejos de aquellos grandes premios en los que le podía el ímpetu. 

Pero es que en Mercedes saben que su ventaja es tal que pueden permitirse lujos y fallos de estrategia, porque sobre la pista no tienen rival. Y cuando no fallan, acaba ocurriendo lo de China, doblete de Mercedes sin ninguna sensación de que la victoria estuviera en peligro más allá de un arreón de Vettel a media carrera. Punto y final a China y Hamilton se marcha con su calculadora a Barhein.

Ferrari sigue en el buen camino

En Ferrari también han sacado la calculadora, aunque esta vez para empezar a ver cuánto les falta para llegar a Mercedes. Van por el buen camino (y las carreras de Vettel y Raikkonen así lo demuestran), pero por desgracia para el espectáculo aún no pueden dar la batalla de forma constante a Mercedes. En cualquier caso, el tercer puesto de Vettel y el cuarto de Raikkonen confirman que Ferrari ha vuelto. Y eso, visto cómo se 'arrastró' en 2014, ya es una gran noticia. Aunque tendrán que seguir mirando hacia adelante, no pueden olvidar mirar de reojo a los perseguidores, pues esta vez Williams estuvo muy cerca en clasificación, aunque en carrera nunca les puso problemas.

Entre la clase media, carrerón de Max Verstappen, con adelantamientos espectaculares que demuestran su enorme talento. Pero la mala suerte se cebó con el holandés que acabó fuera de carrera por un problema de motor a falta de dos vueltas, cuando iba octavo.

Españoles: todos satisfechos, ningun contento

Y entre los españoles, ninguno puede estar contento, aunque unos verán el vaso menos vacío que otros. Así, para Fernando Alonso, que por fin pudo acabar, la carrera de China deja un buen sabor de boca en ese camino de mejora constante que tienen por delante. Que él y Button terminaran y que en algunos momentos pudieran plantear luchas con otros coches -como la que tuvieron con el Lotus de Maldonado- habla del salto adelante del McLaren… aunque queda mucho por andar.

También le queda mucho a Carlos Sainz, quien tras dos carreras en los puntos, sufrió un problema de estrategia (fue el único que salió con neumáticos duros) y en la pista, con un trompo que le dejó en última posición. Y a partir de ahí, una carrera muy cuesta arriba que acabó en el puesto 14. Visto el comportamiento de su compañero, tal vez una mejor estrategia le hubiera permitido pelear de nuevo por los puntos. Pero Sainz sigue su camino y si pensamos que esta es su tercera carrera, la cosa va más que bien.

Y si con Sainz hablamos de la tercera carrera, la segunda de Roberto Merhi, ha acabado con él en el puesto 16; el último, pero sin parar de aprender. En Bahrein tendrá una nueva oportunidad de seguir creciendo y aportando a su equipo para que éste también siga afianzándose.